Las incógnitas vacunas

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales larazondemexico

Exorcizados los fantasmas sobre la salud del Presidente López Obrador y con su video en el cual el mandatario hace campaña con vacunas inexistentes y misiones cumplidas, de imposible confirmación; el oleaje mediático vuelve a su cauce.

Entre febrero y marzo llegarán —no sabemos cuántas— vacunas AstraZeneca a través del Fondo de Acceso Global de Naciones Unidas (Covax), que contempla 35.3 millones de dosis entre febrero y finales de junio para América y el Caribe; punto y aparte del paquete que el Gobierno de la 4T convino con la farmacéutica, Argentina y la Fundación Slim.

Las vacunas AstraZeneca de ese arreglo se terminan de estabilizar, producir y envasar en el Estado de México por laboratorios Liomont; hoy arriba el segundo vuelo procedente de Buenos Aires con más toneladas de sustancia activa.

Se presume, pero no se precisa, cuántas toneladas —el avión puede cargar hasta 25— vienen en este segundo lote. Tampoco para cuántas dosis alcanza ese volumen de sustancia base. Tampoco cuándo Liomont terminará de producir las benditas vacunas, su alcance o distribución. Nada.

El canciller Ebrard; el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y el Presidente López Obrador aseguran que México ha firmado más de una docena de acuerdos, precontratos, convenios y compromisos con empresas, con entramados multilaterales bajo el paraguas de ONU o fuera de ella; también que hay dinero suficiente para pagarlas y que aseguraron más de 140 millones de dosis.

Sin embargo, el calendario de vacunación que contempla para junio ya estar vacunando a la población de entre 40 y 49 años y para marzo del 2022 terminar con todos los mayores de 16 —mayoría—, no se cumplirá.

Pfizer canceló o pospuso envíos para ampliar su capacidad de producción en Bélgica y congeló la aplicación de vacunas al personal médico de primera línea. Estancados en 0.5 por ciento de inoculados totales, el horizonte de la tierra prometida se aleja. Los convenios y compromisos no se convierten en entregas.

Europa endurece criterios de exportación para que laboratorios de allá envíen vacunas para acá sin tener satisfecha su demanda local. Los llamados de la ONU, del Papa Francisco y de AMLO para el acceso equitativo y global a las vacunas son un llamado a misa. Hoy, el 75 por ciento de las vacunas están en 10 países. No más.

La cruda realidad se combate con ciencia no neoliberal, vacunas rusas y chinas, sin autorización de la FDA ni de Cofepris, que nutren el debate nacional. ¿Sirven o no? Trasciende que en cuestión de horas se hará el anuncio de su autorización y expertos científicos, incluso distantes de la 4T, nos piden confiar en lo que el Comité de Nuevas Moléculas de Cofepris apruebe.

A la vacuna AstraZeneca se le cuestiona su efectividad en personas mayores de 65 años; el Gobierno británico ataja dudas. En cuanto a las mutaciones del SARS-CoV-2 toda la industria confía en protegernos con sus desarrollos actuales.

Avanzamos sin transparencia en la esperanza de una campaña propagandística de vacunación sin vacunas.

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