Entre Lozoya y la pandemia

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales Foto: larazondemexico

Si la nota, es decir, lo extraordinario del fin de semana fue que México llegó al escenario catastrófico que el 4 de junio advirtió, mas no previó, el zar anti-Covid-19 del Gobierno, Hugo López-Gatell, al Presidente López Obrador le preocupa que los medios parezcan coro, todos, dice, duro y dale con los 60 mil muertos.

Y dale también con el tema de las pruebas que México decidió no aplicar cuando la cifra dura es y será el número de decesos que no se pueden ocultar. El Presidente aplaude su estrategia comparando la situación de aquí con la de España, Brasil, Estado Unidos y Perú; la proporcionalidad entre población y muertes hace del plan de la 4T, considera, uno acertado.

Y cómo no. ¿Acaso no importa más y sabe mejor, conocer y repasar las delaciones de un pillo de cuello blanco como Emilio Lozoya en contra de los villanos favoritos de la 4T, que prestarse al juego de los adversarios que no distinguen entre extorsión y cooperación, entre transa y apoyo al movimiento, entre mucho y poco?

¿Que acaso no es más extraordinario que un Presidente (AMLO) afirme que si la justicia lo llama a declarar en los casos contra Lozoya o García Luna, estaría dispuesto a comparecer? Para mal de todos, los fallecimientos seguirán sumándose y eso de hacer memoria sobre escenarios rebasados y picos de contagios nunca cumplidos, sólo obstruye la visión de todo lo transformado en la vida de millones.

Si el temerario plan del abogado de Lozoya, el español Baltazar Garzón, para convertir al ladrón en víctima, negociar su extradición a cambio de amnistía familiar y escribir un guion a gusto de su carcelero para no pisar prisión y gracias a la corrupción del caso por filtraciones y la violación del debido proceso, se puede honrar el pacto secreto de impunidad con el de antes y ya saben quien funciona, todos felices.

Múltiples escenarios donde el maestro de ceremonias nos lleva de uno a otro, con clase y verbo, varita que apunta cuál pista debemos mirar, cuando y cómo reaccionar, con aplausos, con asombro, con llanto y, a veces, con risas.

Y en Chiapas… No es dinero del anterior gobierno en apoyo al movimiento lopezobradorista, tampoco la filtración de videos que exhiben a Pío López Obrador agarrando lana por debajo de la mesa; no, lo que huele a problema en Chiapas es la inquietud de comunidades tzotziles en Aldama, olvidadas y ofendidas por la desatención oficial, enfrentadas de raíz con el espíritu neoliberal de la 4T y el aplaudido T-MEC; exacerbadas por la delincuencia que los orilló a tejer redes entre ejércitos populares, zapatistas y étnicos para armar una bomba social para el discurso popular de Palacio.

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