Los asesinatos de los periodistas Lourdes Maldonado López, Margarito Martínez Esquivel, José Luis Gamboa y Roberto Toledo durante las primeras semanas de este año, más otros nueve informadores en 2021, ponen en evidencia que México es el país más letal para ejercer el periodismo en el hemisferio occidental.
Tal sentencia es compartida por los senadores estadounidenses Marco Rubio (republicano) y Tim Kaine (demócrata), con su secretario de Estado, Antony Blinken, a quien manifestaron su “profunda preocupación” por la violencia en contra del gremio en este lado de la frontera.
Congruentes a sus intereses, ambos legisladores cuestionan al secretario Blinken sobre el alcance y efectividad de los esfuerzos que Estados Unidos hace para “respaldar la libertad de prensa” en México. Pidieron que Washington plantee al Gobierno de AMLO mejorar “seriamente” los mecanismos para proteger a periodistas.
Rubio y Kaine asumen que su país debe trabajar con el nuestro y desarrollar un plan más comprehensivo ya que, a pesar que desde 2012 en México existen protocolos para proteger a periodistas y defensores de derechos humanos, a la luz de los hechos, la censura del crimen organizado y la incapacidad oficial perviven.
Para fortalecer el concepto añaden: “en México hay una tasa de impunidad de 95 por ciento en crímenes contra periodistas”, una de las más altas en el mundo.
Cierran su comunicado al secretario Blinken advirtiendo su consternación por la retórica belicosa del Presidente López Obrador en contra de la prensa y a manera de ejemplo documentaron como AMLO al día siguiente del funeral de Lourdes Maldonado en Tijuana, el mandatario reiteró su “apoyo a la prensa libre”, para de inmediato fustigar por enésima ocasión: “muy pocos periodistas, mujeres y hombres, están cumpliendo su noble labor de informar. La mayoría está esperando a ver como fracasamos”.
Los reflejos presidenciales para plantear ante todo problema disyuntivas obedecen a una lógica polarizante, la que le permite presumir que las medias tintas no son lo suyo y evitar así profundizar en debates públicos. A los periodistas matan y la víctima es la Cuarta Transformación que es atacada, a decir suyo.
Sin embargo, las ofensivas mediáticas tienen por respuesta un discurso potente. Pero, una vez más, carecen de desmentidos contundentes. A menos que los señalamientos de los miércoles a cargo de la conductora de Quién es quién en las mentiras deba ser tomada como reacción oficial.
La carta de los senadores estadounidenses al secretario de Estado, Antony Blinken, tendrá un eco acotado por la diplomacia. Tampoco es agenda prioritaria para la Casa Blanca. Lo interesante del mensaje es que, al ser emitido allá, se escucha más de lo que las protestas y demandas del gremio aquí. Leen bien la situación del ejercicio periodístico en México los senadores Rubio y Kaine: México, tenemos un problema (otro).