PAN, el circo

SOBRE LA MARCHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Primer acto: El senador panista por Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez, acató la instrucción de su líder, Marko Cortés, y codo a codo con sus excompañeros de partido, tomó el micrófono y frente a la cámara de video, se presentó y prometió dos cosas; estar presente en la sesión del pleno y votar en contra de la reforma constitucional al Poder Judicial.

Segundo acto: 48 horas después, llegó a la sesión de la Cámara alta y solicitó licencia por motivos de salud. El Senado lo dispensó y el escaño lo asumió su suplente, que resultó ser su papá, el exgobernador jarocho, Miguel Ángel Yunes Linares.

Tercer acto: Los espectadores especulaban, el país vivió horas de incertidumbre sobre quién podrá ser el senador 86 que el Presidente López Obrador, Morena y sus aliados necesitaban para cristalizar su voluntad y demoler a un Poder Judicial fifí y corrupto.

Mientras tanto, en Campeche, un experimentado político, padre del senador de MC, Daniel Barreda, fue retenido por el Ministerio Público, lo que obligó al buen hijo a ausentarse del Senado y acudir a su tierra natal al rescate de su progenitor. En ese trance, la aritmética parlamentaria se modificó, 85 votos a favor de la reforma, eran suficientes para alcanzar la mayoría calificada.

Cuarto acto: Milagrosamente, el senador con licencia, Miguel Ángel Yunes Márquez, superó la grave crisis de salud que lo había hecho romper su video-promesa, entonces su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, le devolvió la efímera investidura —y fuero—. La histórica votación se avecinaba.

Quinto acto: El que avisa, también traiciona. El recuperado Yunes hijo, adelantó que votaría a favor de la reforma morenista. Estupefacto, el líder panista, Marko Cortés, sin renunciar al afecto que siente por el “querido” Miguel Ángel, le hizo notar que más que traicionar a su ahora expartido, estaba a punto de traicionar a México entero. Y para siempre.

Sexto acto: El espectáculo sinfín del circo panista alcanzaba su clímax. El senador que perdió la salud para recuperarla horas después, se rifó el físico —junto con el prestigio— y posicionó su voto; “en la decisión más difícil de mi vida” votó en el sentido opuesto a lo que Marko Cortés había presumido y posteado en redes: A favor de la reforma.

Pasada apenas la media noche del pasado martes 10 de septiembre, con 86 votos a favor, 41 en contra, de los 43 que presumió el bloque opositor PAN, PRI, MC y con cero abstenciones, la voluntad presidencial —según publicó ayer Andrés Manuel López Beltrán, hijo del Presidente López Obrador— se hizo. ¿Cómo de que no?

Los Yunes protagonizaron ese circo tanto como el PAN, de Marko Cortés y compañía, que lo propiciaron. Los de la mayoría jugaron con manual en mano. PAN y PRI son la más lúdica y endeble contención que la empoderada 4T pudo haber soñado.

El espectáculo continuará.

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