Estados Unidos hoy se juega el futuro. Una parte del orden mundial también. Con 538 colegios electorales en juego, 270 es el número mágico. Encuestas predicen que Biden tiene 216 en el bolsillo y Trump 125; así, el terreno en disputa es amplio. Ahora, 93 millones de ciudadanos votaron por anticipado pero el conteo en varios estados no iniciará hasta hoy; que nadie se espante si tardamos días en saber a ciencia cierta si Trump perdió o ganó.
La encrucijada de los gringos está en decidir si algo denominado popularmente como trumpismo llegó para quedarse o fue sólo un mal sueño del cual aún pueden despertar. Conservar a un troglodita en la Casa Blanca buscando la grandeza perdida, imponiendo el machismo geopolítico, el proteccionismo económico y la supremacía blanca con base en mentiras toleradas y aplaudidas o, por el contrario, recobran la ruta interrumpida en 2016, trazada por Obama y perdida por Hillary Clinton.
Las apuestas caen del lado de Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris; pero el temor de que el voto popular sucumba ante la aritmética de los colegios electorales en estados clave como Florida, Ohio, Michigan, Wisconsin, Minnesota o Pennsylvania, reaviva lo ocurrido en 2016. Trump, ya sabemos, arrebata; es un chivo en cristalería que polariza y violenta lo que toca. Si pierde por lo justo, la elección acabará en tribunales.
El pueblo menos ignorante y los profesionales del establishment en Washington D.C., están dispuestos a no ceder más ante los arrebatos del magnate colorado, tope donde tope. El Congreso, que renueva a sus 500 representantes y a más de un tercio del centenar de sus senadores, también puede salirse del control republicano. Así, los conservadores dependen más que nunca de su estridente ícono porque están expuestos a perder más que la Casa Blanca.
Si Biden es quien llega será lo de menos, lo de más, lo que importa, es si Donald Trump, pierde, arrebata o gana. Los impactos en México serán varios, pero está claro que, por lo bajito, la 4T hizo una apuesta fuerte y clara; a ver cómo le sale.
Las otras estafas maestras
“Criterio de oportunidad” es una figura jurídica a través de la cual un malhechor puede quedar impune si inculpa a otros aportando pruebas que los condenen. Emilio Zebadúa, exoficial mayor de Sedatu y de Sedesol en los tiempos de Rosario Robles, ofreció convertirse en “testigo protegido” y revelar el papel del expresidente Peña Nieto y de su exjefa como artífices de la Estafa Maestra para desviar 5 mil millones de pesos a campañas electorales del PRI.
Emilio Zebadúa y su tocayo, Lozoya Austin, ofrecen delatar, ganan privilegios y atención, pero no aportan hasta el momento, sustancia a sus escandalosos dichos. Estafan a la justicia y a la sociedad. Los linchamientos populistas en contra de Robles o Videgaray, Peña Nieto y demás actores del pasado neoliberal, ocupan de personajes como estos dos Emilios, maestros de nuevas estafas.