Y con eso alcanza para fines electorales. Leo y escucho análisis sobre la increíble salud de la que la popularidad del Presidente López Obrador goza a pesar de las tragedias sanitaria y económica que azotan al país. Más la educativa, cuyos efectos tardaremos en ver y lamentar.
¿Quién filtró el video que es tendencia? No importa, dicen que el hermano de Emilio Lozoya, Juan Jesús. Sin embargo, el despacho jurídico M. Ontiveros Consulting lo desmarcó al anunciar que el mencionado denunciará penalmente ante la Fiscalía General de la República (FGR) a quien haya suplantado su personalidad en YouTube para difundir el billetudo cortometraje.
Y el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, despidió de inmediato a Guillermo Gutiérrez Badillo, protagonista estelar en el video de las bolsas con billetes. Lo corrió y aclaró que él nunca supo de “sus” actividades. Gutiérrez era secretario particular del entonces senador. Como sea, en cualquier red los fusibles se queman para evitar que el sistema estalle.
El PAN desde el Senado exige al Gobierno de la 4T rigor jurídico y mesura política. Simpatizantes de la 4T y del Presidente López Obrador preguntarán ¿y yo por qué? Si fueron, son y serán las benditas redes sociales las encargadas de propagar el fuego mediático que, si no tizna, al menos mancha.
La justicia demanda seriedad de todos los actores políticos, pero las urgencias y apetitos electorales han gestado no sólo videoescándalos, sino un amplísimo catálogo de guerras de lodo, campañas negras, montajes y mentiras vestidas con verosimilitud. Las fake news son especialidad en expansión y, si bien el video expuesto no parece falso, carece de valor para cualquier proceso judicial.
El Presidente López Obrador ayer insistía en su deseo, interés dijo, de dar la máxima publicidad del mentado video que Emilio Lozoya aportó como prueba en contra de Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, Felipe Calderón y al PRIAN todo junto.
Aquellas redes benditas cumplieron el deseo del mandatario, nadie sabe hoy si ése es o no el video que obra en poder de la FGR, probablemente no. O sí. Igual hay más de un video y quizá no todos estén en la caja fuerte del señor Lozoya Austin. La custodia de ese explosivo material pudo fallar, tener fisuras y fugas; accidentales o intencionales, vaya usted a saber.
El expediente Odebrecht-Lozoya y la red de complicidades que promete Lozoya al respetable puede ser un parteaguas en la política y en la justicia de la nación. La ejecución de un proceso ministerial impecable por parte de la FGR y un juicio apegado e inspirado en el Derecho pueden transformar la perspectiva del servicio público y el poder.
El circo de siempre, a partir de filtraciones y escándalos, sólo abonarán al desencanto generalizado del pueblo chairo y fifí por igual. Mañana, en San Luis Potosí, se verán las caras el primer morenista del país con panistas y priistas salpicados. O a punto de ser salpicados. A ver qué gestos hacen.