Xcaret, error y horror humano

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales Foto: larazondemexico

Grupo Xcaret (fundado en 1990) atiende a miles de turistas en Quintana Roo, que gozan de un concepto ecológico en un parque de diversiones acuáticas pionero en su género.

En Xenses, complejo de grupo Xcaret inaugurado en 2016, la familia del doctor Miguel Luna perdió a su hijo Leonardo, de trece años, recorriendo al lado de su papá una de las atracciones del sitio, el Ríolajante, que tiene apenas 60 centímetros de profundidad.

Un error humano, una tapa de herrería no colocada luego de una reparación que el parque no reconoce como autorizada, ocasionó que a Leo se lo tragara un enorme filtro que lo succionó, frente a su papá, para ahogarse en una esclusa de servicio hidráulico.

De ese cuarto-caverna su padre lo liberó —el doctor Miguel Luna estuvo a punto de morir también, pero el instinto le permitió sacar a Leo— para de inmediato comenzar a intentar salvarle la vida. Médico especialista sabía lo que hacía.

También supo, con el mayor dolor posible para un padre, que la ambulancia del parque no estaba equipada correctamente. Encima, recorrió, sin dejar de maniobrar sobre el cuerpo de Leo, una absurda ruta de más de media hora no hacia el hospital más cercano, sino hasta Playa del Carmen, adonde el parque tendría convenidos servicios y cobertura de seguros.

La historia da la vuelta al país, a las redes y es nota en otras latitudes. Leo finalmente murió. El viaje de la familia Luna Calvo quería ser una celebración tras haber superado juntos el Covid-19 en su hogar en Durango. Pero la tragedia tiene un origen y varios protagonistas responsables, desde el punto de vista penal.

Para que la autoridad judicial dispensara la autopsia de ley, forzaron al padre de Leo a firmar un perdón al sitio de atracciones. En esa circunstancia, funcionarios de la Fiscalía de Quintana Roo le pintaron un panorama de mucha burocracia y días, para poder recuperar los restos de su pequeño. Rogó de rodillas el médico para que le entregaran el cuerpo y salir del infierno en que el paraíso caribeño se convirtió.

Todo por un error humano. O una negligencia criminal. Esto sucedió hace una semana, el 27 de marzo. La familia Luna Calvo tuvo la posibilidad de trasladar con signos vitales a Leo hasta la Ciudad de México; el doctor activó los recursos que su seguro de gastos médicos mayores, el de viajero a través de su tarjeta American Express y los de sus relaciones profesionales le permitieron, para que en el Hospital Ángeles del Pedregal de la CdMx lo esperaran colegas para hacer todo lo posible por su hijo. No pudo. Las trabas legaloides se impusieron.

Sepultado Leo en Durango, el padre prometió a su esposa no hacer más. Nada les devolvería a su hijo. Pero Miguel Luna supo, con el pasar de las horas, que debía denunciar para que otros no padecieran lo mismo, víctimas de errores humanos y enfrentando la brutalidad empresarial y la coerción oficial, como las que rodearon su tragedia. Y contó su drama.

Sólo hasta entonces Xcaret emitió un comunicado donde lamenta lo sucedido, esquiva responsabilidad y apunta a un error humano en una labor no autorizada, suspende al trabajador en tanto la autoridad deslinda responsabilidades y tipifica infracciones o penas. Elizabeth Lugo, directora de operaciones de Xcaret, jura que nunca en 30 años y habiendo recibido a 45 millones de paseantes, ocurrió algo así.

El Fiscal de Justicia de Quintana Roo, Oscar Montes de Oca, afirma que su personal no presionó al abatido padre. Garantiza transparencia en el caso. Hablamos de homicidio imprudencial. El doctor Miguel Luna desmiente los dichos de la empresa y del Fiscal. Va por la vía legal. No busca indemnización, sólo castigo y evitar la repetición de su desgracia.

Registro periodístico que acredito a mi colega Manuel Feregrino de Grupo Fórmula; el 28 de septiembre de 2019, en la Feria de Chapultepec en Ciudad de México, el juego mecánico La Quimera descarriló y mató a dos personas. La concesión fue revocada y el histórico parque cerrado.

Hasta una semana después de que Leo se ahogó se clausuró el Ríolajante mientras el parque Xenses, en Quintana Roo, opera sin perder clientes en plena Semana Santa.

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