Se calcula que aproximadamente mil doscientos millones de niños en el mundo dejaron de asistir a la escuela para intentar aprender desde casa. Algunos especialistas concluyen que el aprendizaje en línea permite una mayor retención en un menor tiempo. Covid-19 nos obligó a modificar nuestros procesos y rutinas de manera acelerada. La presión de la emergencia obliga a realizar un esfuerzo extraordinario, incentiva nuestra creatividad y detona el talento.
El Gobierno de México implementó el programa Aprende en Casa, para acercar por todos los medios posibles la educación y facilitar el aprendizaje de los niños de México. Los libros de texto gratuitos, contenidos para radio y televisión y el acompañamiento de maestros y padres de familia forman una mezcla de estrategias en la búsqueda de dar continuidad al proceso.
El acceso al conocimiento en nuestro país es una muestra de la desigualdad que vivimos en distintos ámbitos. Las escuelas privadas cuentan con un gran catálogo de herramientas que resultan accesibles sólo para algunos cuantos. Las escuelas públicas constituyen un abanico donde existen extraordinarios planteles con todo lo necesario para ejecutar el proceso educativo, mientras otros carecen de lo mínimo indispensable. El reto es tecnológico: mientras existen países en los que casi 100 por ciento de los alumnos cuenta con una computadora, en nuestro país sólo la mitad goza de ello y no todas con acceso a Internet. Estos días en los que las escuelas se encuentran vacías representan una gran oportunidad para acelerar su rehabilitación y remodelación, buscando que cuenten con todo lo necesario para eventualmente recibir de nuevo a los alumnos en mejores condiciones.
Es urgente redoblar esfuerzos para fortalecer las escuelas públicas de nuestro país. Que no falte el agua, la electricidad, los baños, tecnología, equipamiento, conectividad y los materiales necesarios para enseñar y aprender. La educación es el recurso más importante que puede recibir un niño para construir su presente y futuro.
Gran número de instituciones educativas fortalecieron y aceleraron sus estrategias para apoyar sus procesos educativos a través de plataformas tecnológicas, siempre y cuando los alumnos en sus hogares gozaran de cobertura de Internet, conectividad y dispositivos para hacerlo.
Estamos frente a un cambio radical. La escuela resulta insustituible. El aula, los amigos, el maestro o maestra y los tiempos precisos para concentrarse y aprender son elementos y circunstancias prácticamente imposibles de reproducir en casa. Los distractores son muchos y, aunque los padres hacemos nuestro mayor esfuerzo, nuestro desempeño dista mucho del que realiza con oficio y dedicación el maestro en el salón.
Si el reto educativo sin Covid-19 lucía complejo, con la aparición del virus y la necesidad de suspender las clases presenciales en todo el país, el reto duplicó su dificultad. Si bien se ha hecho un gran esfuerzo por dar continuidad a la educación, el saldo y los resultados estarán a la vista en algunos años.