México vive un momento sumamente especial. La coyuntura mundial una vez más nos pone frente a una serie de oportunidades de gran valor que resulta fundamental aprovechar. El Banco Mundial pronostica que nuestra economía crecerá aproximadamente 1.5 por ciento en el presente año, cifra más conservadora que la que otras fuentes calculan.
Debemos resaltar el gran desempeño que la economía mexicana ha tenido en contraste con las demás de la región, destacando por el nivel de la inversión extranjera directa y el paso registrado en el comercio exterior. Mientras en muchas naciones estas dos actividades decrecieron de manera drástica, en México la inversión extranjera directa ha crecido aproximadamente 40 por ciento durante los últimos 10 años.
En un contexto de crisis caracterizado por la inestabilidad, México está capitalizando el gran número de tratados de libre comercio que desde hace muchos años signó, entre los que destaca el Tratado México Estados Unidos y Canadá, que ha impulsado de manera muy importante nuestras exportaciones; de la mano de ello, México está capitalizando también su extraordinaria posición geográfica que permite a gran número de empresas ubicarse en nuestro país, obteniendo así un nutrido conjunto de ventajas, para participar del comercio con América del Norte, convirtiéndose así nuestro territorio en un importante portón de acceso para dicha región.
El enfoque social del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha permitido incrementar el salario mínimo como nunca antes había sucedido, privilegiando a un sector importante de los que menos tienen, sin dejar de hacer atractiva a la economía mexicana para que empresas extranjeras ubiquen sus operaciones en nuestro territorio, con todas las ventajas que ello conlleva.
Sin embargo, para aprovechar de mejor forma las oportunidades que se presentan, México debe refrendar sus mensajes de confianza hacia los mercados, mantener su estabilidad política y social, garantizar el suministro de agua y energía, incrementar la seguridad, fortalecer el respeto al Estado de derecho, mejorar la infraestructura e incrementar las capacidades de su capital humano para poder satisfacer las necesidades de aquellas empresas que busquen ubicarse en nuestro territorio.
A esta migración o relocalización de empresas de otros países hacia México se le llama nearshoring, término que escucharemos aquí y allá con mayor frecuencia, como un aviso de éxito o como la etiqueta para una nueva oportunidad perdida. América del Norte continuará siendo altamente atractivo y las empresas querrán participar de su economía, por lo que situar sus industrias más cerca de ella será su objetivo. Los efectos de este fenómeno ya se sienten en distintos puntos del país, aunado al desempeño positivo que los puertos mexicanos, en especial los grandes del Pacífico, Manzanillo y Lázaro Cárdenas, que reciben carga principalmente de Asia.
Esta oportunidad deberá aprovecharse en la búsqueda de prosperidad y bienestar para los mexicanos, privilegiando en todo momento el cuidado al medio ambiente y la procuración del desarrollo sustentable y regenerativo.
