David E. León Romero

Buen momento

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El nearshoring, que consiste en reubicar las operaciones de una compañía a una locación cercana al mercado objetivo, buscando así reducir costos, incrementar la eficiencia y mitigar los riesgos, representa hoy para México una extraordinaria oportunidad para atraer inversiones, generar empleos, multiplicar la riqueza y generar bienestar.

Siendo Estados Unidos la primera economía, teniendo en su consumo un motor impresionante, coloca a México en una posición privilegiada por distintos factores que lo convierten en la primera opción para todos aquellos que buscan satisfacer las necesidades de dicho mercado. Para muestra de la importancia de nuestro primer socio comercial, basta recordar que más del 80 por ciento de nuestras exportaciones tiene como mercado consumidor el estadounidense; detrás de dicho mercado en orden de importancia, destacan Canadá y China como destinos de nuestras exportaciones.

Y resulta absolutamente lógico pensar en radicar las operaciones de nuestra compañía en un país vecino de Estados Unidos, con mano de obra económica y calificada, recursos naturales, certeza jurídica, infraestructura, energía suficiente y una serie de tratados comerciales que facilitan el acceso a distintos mercados. Imaginemos una empresa europea que busca vender ciertos artículos al mercado norteamericano; el ubicarse en México hará que sus costos sean menores, al igual que sus tiempos de distribución, generando así mayores utilidades y mejores niveles de servicio. Aunado a lo anterior, imaginemos también que el país de origen debe pagar ciertos aranceles para acceder al mercado norteamericano que se convierten en cero cuando sus productos tienen su origen en México.

Si bien contamos con fortalezas realmente valiosas, debemos atender retos muy importantes que potenciarán el aprovechamiento de la coyuntura por la que atraviesa el comercio mundial. Entendiendo que será necesario esforzarnos para capitalizar la oportunidad que se nos presenta, es imperativo que México redoble esfuerzos en materia de infraestructura, Estado de derecho y competitividad. Aunado a lo anterior, es preciso fortalecer el capital humano, generar el marco jurídico y las políticas públicas que incentiven la inversión, y simplificar los requisitos y gestiones necesarias para la puesta en marcha de las empresas.

En todo esto nuestro tratado de libre comercio con Canadá y Estados Unidos ha jugado un papel fundamental desde su nacimiento en 1992 y su entrada en vigor en enero de 1994. Son estas inversiones que llegan a México traducidas en industrias, las que provocan un crecimiento en nuestras exportaciones no petroleras. No obstante, estas inversiones llevan tiempo en madurar, teniendo que resolver una serie de gestiones que pueden dilatar años entre que se toma una decisión y se logra la salida del primer producto de la fábrica listo para ser distribuido, proceso que puede requerir incluso un lustro.

México en esta asignatura atraviesa por un buen momento, que representa una gran oportunidad para generar crecimiento económico y bienestar en diferentes regiones de nuestro país.