Los efectos de la guerra

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Qué gran dolor ha producido esta guerra. Posiblemente, lo que más lamentamos es la muerte y el sufrimiento en el peregrinar de los desplazados y refugiados. Qué gran papel han jugado ciudadanos de distintos países al tender la mano a todos aquellos que huyen de la guerra.

Inicialmente, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de la Defensa Nacional, realizaron un conjunto de estrategias logísticas para evacuar de la zona de riesgo a mexicanos que pudieran estar en peligro; el trabajo de los servidores públicos para salvaguardar a nuestros compatriotas fue excepcional.

La guerra siempre tiene efectos directos e indirectos en varios sectores; en las siguientes líneas trataré de centrarme en el económico. Parece lejana, pero los efectos son dolorosos y muy serios, y aunque no tenemos una relación profunda y estrecha con aquellos países, llegan hasta nuestro territorio. Nuestra balanza comercial, con ambos países, es deficitaria, es decir, importamos más de lo que exportamos.

El primer caso es el de los energéticos. Los precios internacionales del petróleo se han incrementado conforme la violencia también lo ha hecho. Por supuesto que la Mezcla Mexicana no ha sido la excepción.

Esto ha arrastrado el precio de las gasolinas; el Gobierno de México realiza un esfuerzo extraordinario para evitar que el precio real impacte a los consumidores. En primera instancia podría sostenerse que mantener los precios de la gasolina bajos es una medida que favorece a quien más tiene y no realmente a los más necesitados; sin embargo, mantenerlos evita una escalada de precios en otros productos, mayor a la que ya hemos registrado. Lo anterior, en la lógica que prácticamente todas las cadenas de suministro requieren de combustibles y reflejarían los incrementos en sus costos en los precios que pagamos los consumidores. Exportamos petróleo, que nos reporta ingresos extraordinarios, pero importamos derivados del mismo que lógicamente nos cuestan más. En el mes de enero de 2022, nuestras exportaciones de productos petroleros ascendieron a 2,422,299 millones de dólares (mdd), mientras nuestras importaciones en el mismo rubro sumaron 4,601,434 mdd, registrando una balanza comercial deficitaria con un resultado de 2,179,135 mdd. Aunado a esto, nuestra producción de petróleo no es la mejor; durante el mes de enero de 2022, alcanzó la cifra de 1.78 millones de barriles diarios; la mitad de aquellos 3.4 millones de barriles diarios, que se produjeron en el año 2004.

El campo mexicano es también víctima de las consecuencias de la guerra. Somos importadores de fertilizantes y urea de ambos países. Los precios se han incrementado de forma importante, impactando a los productores y por ende a los consumidores, poniendo en riesgo la productividad de parcelas en distintos puntos del país.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha sostenido que el conflicto entre Rusia y Ucrania traerá consigo un impulso importante a la economía mexicana. Las exportaciones de ambos países se han visto mermadas, lo que abre una oportunidad a nuestros productos, que podrían incrementar su participación de mercado, beneficiando nuestra economía.

Por la tranquilidad y prosperidad de los mercados, pero más importante, por la paz en las comunidades, esperemos que pronto esta guerra llegue a su fin.

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