David E. León Romero

Fortalecer las alternativas

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“¿Pero cómo puede ser terapéutico, civil, o simplemente humano un acto que suprime una vida inocente e inerme en su nacimiento? Yo os pido: ¿es justo quitar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? No se puede, no es justo quitar a un ser humano, aunque sea pequeño, para resolver un problema”, manifestó el papa Francisco hace algunos años sobre el aborto.

La posición de Su Santidad ha sido persistente: “¿Vosotros os preguntáis por que hoy no vemos tantos enanos por la calle? Porque el protocolo de tantos médicos —tantos, no todos— es hacer la pregunta: ‘¿Llegan mal?’. Lo digo con dolor. En el pasado siglo todo el mundo se escandalizaba por lo que hacían los nazis para curar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos”, sentenció.

El aborto fue la primera causa de muerte en el 2022 en el mundo. Con base en las cifras de la Organización Mundial de la Salud, cada año se provocan aproximadamente 73 millones de abortos a nivel mundial; seis de cada diez embarazos no deseados terminan en un aborto. El aborto se ha convertido en una alternativa que desencadena una serie de profundas consecuencias. De manera legal o ilegal, en clínicas adecuadamente establecidas o clandestinas, la alternativa está siendo seleccionada por las mujeres. La prohibición incrementa considerablemente el riesgo. Más del 50 por ciento de las muertes en 2022 fueron producto del aborto. Increíble ver cómo se escandaliza la amenaza a la vida animal o la muerte —siempre lamentable— de un reo a consecuencia de la pena de muerte, frente al silencio que produce la muerte de millones de vidas a causa del aborto.

Respeto cualquier posición, manifiesto mi solidaridad y empatía con todos aquéllos que con base en su conocimiento y circunstancias practican o se pronuncian a favor de esta alternativa, sin embargo, me declaro absolutamente en contra del aborto. Ninguna causa ha quitado tantas vidas a nivel mundial en los últimos 5 años como lo ha hecho el aborto. Por encima de las enfermedades, las adicciones, los accidentes y los suicidios, el aborto se consolida como una práctica normalizada para atentar contra la vida.

Frente a esta dolorosa —y falsa— alternativa, es urgente proveer de mucho más apoyo a las mujeres, además de comprometer a los hombres mediante diversos mecanismos para afrontar su responsabilidad frente al resultado de una relación sexual que involucra necesariamente a dos.

La alternativa del aborto debe ser eliminada mediante el fortalecimiento de los mecanismos de apoyo a la mujer, que deberán consolidarse como la mejor opción para la pareja, hombre y mujer, garantizando en todo momento el respaldo para ellas y de esta forma el apoyo a la vida. La mujer no debe sentirse sola o acorralada. La alternativa más conveniente debe ser la vida en familia.

¿Por qué no ha sido así? ¿Qué intereses hay detrás del aborto y su facilitación como una falsa alternativa de solución? Habría que investigarlo a fondo, siempre de la mano de la mujer, escuchándola, cobijándola y dándole su lugar.