David E. León Romero

Fortalecer desde lo local

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El techo de una iglesia colapsó en el marco de una celebración religiosa, provocando la muerte de 11 personas y lesiones a más de 60 que se encontraban en el evento, en Ciudad Madero, en el estado de Tamaulipas. Al parecer, el colapso fue producto de una falla estructural, sin existir algún otro elemento —al menos claro y contundente— que pudiera haberlo provocado.

La tragedia nos recuerda la imperiosa necesidad del fortalecimiento de la Gestión Integral de Riesgos. Los desastres y las emergencias se construyen, no suceden de forma espontánea o natural, sino resultan producto de las decisiones que tomamos. ¿Cómo garantizar la seguridad en los inmuebles que frecuentamos? Pregunta sumamente difícil de contestar. El Atlas Nacional de Riesgos es la herramienta virtual de prevención por excelencia, disponible en línea para todos, que expone los riesgos a los que el territorio mexicano se encuentra expuesto. Es esta herramienta una de las tantas que podrían fungir como elemento de planeación para el diseño y construcción de infraestructura.

Sin embargo, el propio diseño de nuestro Sistema Nacional de Protección Civil, teniendo en su columna vertebral a las unidades municipales, estatales y a la Coordinación Nacional de Protección Civil, significa una serie de fortalezas que consigo traen aparejadas debilidades.

En ese diseño institucional, son las Unidades Municipales de Protección Civil el eslabón que considero más relevante en la Gestión Integral de Riesgos. Desafortunadamente, son estas unidades las que más trabajo y responsabilidades enfrentan, y las que menos herramientas a la mano tienen para actuar.

Los inmuebles públicos que frecuentamos, como la iglesia que desafortunadamente colapsó, deben cumplir con un Programa Interno de Protección Civil, mismo que debe establecer las acciones preventivas y de auxilio que buscan salvaguardar la integridad física de sus ocupantes. Lo que el programa busca es la identificación del riesgo y el establecimiento de todas aquellas medidas a ejecutar para prevenirlo y atenderlo. El programa considera personas capacitadas, acciones coordinadas y herramientas disponibles para prevenir y preparar lo que pueda suceder. Los recursos humanos se aglutinan y coordinan mediante una Brigada Interna de Protección Civil, encargada de difundir, ejecutar y ejercitar mediante simulacros las medidas contenidas en el programa.

En México existen 3 servidores públicos encargados de las tareas de Protección Civil por cada 100 mil habitantes. El valor de las Unidades Municipales de Protección Civil radica en su cercanía con las comunidades y el conocimiento del territorio y los riesgos que implica. La única forma de potenciar esos atributos radica en el fortalecimiento de capacidades mediante la capacitación y la dotación de recursos de diversa índole, que les permitan cumplir de manera adecuada con las atribuciones que la ley les faculta y con los retos que el desarrollo territorial implica.

La tragedia es un dolorosísimo recordatorio y debe tomarse como un impulso para evitar a toda costa la repetición, mediante el fortalecimiento de la unidad más importante del sistema, la local.