E l salario mínimo tiene una historia relativamente joven pero muy interesante. Por allá de 1900, los campesinos y trabajadores no recibían un salario justo con base en el esfuerzo invertido y la productividad generada, siendo además obligados a gastar su ingreso en las tiendas de raya ubicadas al interior de los centros de trabajo, con todos los inconvenientes que esto podría traer. Fue la Constitución de 1917 —entre otros antecedentes— la que estableció la facultad que el Congreso de la Unión y los congresos estatales tendrían para legislar en distintas asignaturas, incluido el salario mínimo.
La semana anterior, en un acuerdo sin precedente, el Presidente Andrés Manuel López Obrador anunció un nuevo incremento en el salario mínimo, de un 20 por ciento, para el año 2023, alcanzando 6 mil 223 pesos mensuales, pasando de 172 pesos diarios a 207, que beneficiará a más de 6 millones de familias de manera directa. El incremento del salario mínimo en la presente administración ha buscado que los que menos tienen recuperen el poder adquisitivo que su esfuerzo representa, alcanzando un crecimiento del 62 por ciento en términos reales.
La reflexión inmediata en un entorno de gran complejidad económica y con una inflación no vista desde el año 2000, es si esta medida alimentará aún más la escalada de precios. Al respecto, distintos especialistas coinciden en que son diversos factores los que impactan en el crecimiento generalizado de los precios, siendo uno de ellos el incremento en el salario mínimo.
Dinámica interesante y difícil de descifrar e intervenir, la que existe entre precios y salarios. En un entorno en el que el incremento de precios merma el poder adquisitivo del salario, y en el que como paliativo se busca su incremento, se corre el riesgo de redundar en un aumento de precios constituyendo una espiral ascendente difícil de romper.
Algunos actores sostienen que el aumento en el salario, además de la propuesta de ampliar el número de días de vacaciones, podrían restar interés de los inversionistas para invertir en México. El capital elige los sitios más atractivos que permitan maximizar utilidades y las medidas emprendidas podrían ponernos en riesgo. Al respecto, entre enero y septiembre nuestro país alcanzó un récord de Inversión Extranjera Directa no registrado desde el año 1999, lo que demuestra que es México un país atractivo para los capitales, principalmente provenientes de Estados Unidos, Canadá, España, Argentina y Japón.
Históricamente se ha tenido una deuda con los trabajadores y campesinos de nuestro país y la presente administración se ha encargado de saldarla. El próximo año más de 6 millones de familias tendrán un apoyo más para enfrentar las adversidades y ha sido el Presidente Andrés Manuel López Obrador el primer interesado en, con la cautela necesaria y buscando un equilibrio entre inversión, crecimiento, creación de empleos y justicia social, saldar la deuda con los que menos tienen. Por el bien de todos, primero los pobres, será el valioso legado de la presente administración.