El Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México es una de las grandes obras de infraestructura con las que cuenta nuestro país. Sus vagones y estaciones se han vuelto indispensables para la movilidad de millones de usuarios diariamente. Su gran servicio y su bajo costo lo hacen insustituible.
Fue en el año de 1969 cuando inició sus operaciones. Al día de hoy cuenta con 12 líneas, 195 estaciones y 15 mil trabajadores que dan servicio a 5 millones de personas por día. Pensemos por un momento el gran reto operativo que tiene una instalación como ésta. Pocos deben ser los espacios en el mundo donde se aglutina tal cantidad de personas en un día. Lo más valioso con lo que cuenta el Metro son sus colaboradores. Servidores públicos con experiencia y creatividad que realizan valiosas tareas día con día. Su nivel de especialización es extraordinario, lo que les permite vencer enormes retos que se presentan a diario, entre ellos, una serie de emergencias como lo son accidentes, sismos, inundaciones, fallas, entre otros.
El pasado fin de semana se registró un incendio en sus instalaciones que le quitó la vida a una mujer y dejó algunas personas lesionadas. Fueron 6 líneas las que tuvieron que suspender sus operaciones. El Gobierno de la Ciudad de México ha implementado una serie de estrategias para intentar suplir los servicios del Metro, mientras reparan los desperfectos. Se ha iniciado una investigación para determinar sus causas. Bomberos, rescatistas, policías y otros funcionarios realizaron enormes esfuerzos por atender el incidente y sofocar el incendio.
Debemos aceptar que estas instalaciones tienen ya una antigüedad importante, lo que incrementa las probabilidades de fallas y accidentes. Ante ello, el Gobierno de la Ciudad de México procura año con año invertir recursos para su modernización. Desafortunadamente la situación económica y financiera no permite renovar por completo todas sus instalaciones de golpe. La infraestructura pública requiere mantenimiento y modernización; resulta fundamental construir mecanismos que garanticen estas dos últimas acciones para disminuir los riesgos y garantizar el servicio que estas instalaciones brindan. Es muy importante subrayar que, la administración de la doctora Claudia Sheinbaum no proyectó una nueva línea, ni ampliaciones a la red existente, para justamente destinar esos recursos al mantenimiento y modernización de sus sistemas e instalaciones, tratando de prevenir eventuales emergencias, priorizando así la seguridad de los pasajeros.
Lo sucedido en el Metro nos recuerda el gran valor que tiene esta infraestructura para la movilidad de los ciudadanos, la importancia de su mantenimiento y modernización, además de la gestión de los riesgos que amenazan a los usuarios, mediante acciones precisas de prevención y atención de posibles emergencias.
La mayoría de las grandes obras de infraestructura con las que cuenta nuestro país, fueron construidas hace décadas, por lo que priorizar programas de mantenimiento y modernización debe ser una prioridad, por la seguridad de todos y por el valor de los servicios que estas obras nos brindan.
