Llamado urgente

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

El calentamiento global es una realidad. El deterioro ambiental provocado por las acciones del ser humano nos tiene en una coyuntura preocupante que exige acciones decididas por parte de sociedad y gobierno. El esfuerzo debe ser global. El deterioro no reconoce fronteras y sólo la suma de pequeñas acciones pueden construir la solución. En días pasados la firma Mckinsey publicó un extraordinario reporte con una gran cantidad de valiosa información acerca del tema. Un llamado a la acción, en los sectores que mayor cantidad de emisiones contaminantes provocan.

La utilización de combustibles fósiles genera el 83 por ciento de las emisiones de CO2; en el proceso para lograr una transición a combustibles menos contaminantes, es preciso buscar la eficiencia en el consumo, disminuir en la medida de lo posible la demanda y buscar el aprovechamiento de los biocombustibles, electricidad e hidrógeno. El aprovechamiento del sol y el viento para generar energía debe ser una prioridad en todos los sectores. La tecnología disponible ha alcanzado un nivel de desarrollo tal, que su aplicación se ha hecho financieramente asequible, gracias a la eficiencia en su desempeño y a la vida útil de sus componentes.

El transporte carretero es una de las actividades que mayor impacto ambiental provocan, alcanzando cerca del 75 por ciento del total de emisiones relacionadas con la movilidad. La utilización de vehículos híbridos, eléctricos o abastecidos con hidrógeno es una alternativa para disminuirlas.

En cuanto a las emisiones asociadas con la industria, son el acero y el cemento, dos mercancías que en su cadena de producción generan el 14 y el 47 por ciento de las emisiones de CO2, respectivamente; para disminuirlas será necesario modificar el equipamiento de las plantas, sus procesos y los combustibles con los que se abastecen.

Las emisiones generadas en edificaciones podrían disminuir buscando la eficiencia energética, el diseño bioclimático y la aplicación de sistemas y tecnologías de última generación. La eficiencia deberá alcanzar también al campo y las actividades que en él se realizan; el escenario incluye el crecimiento en la producción de ciertos cultivos necesarios para la producción de biocombustibles.

La deforestación y el cambio de uso de suelo de tierras que nos ayudan a capturar contaminantes deben terminar. En contraparte, es necesario regenerar los activos naturales que se han visto deteriorados, mediante intensas campañas y efectivos programas de reforestación.

Desafortunadamente, los más afectados por el calentamiento global y el deterioro ambiental son los hogares más pobres. Especialistas sostienen que en esta transición en la búsqueda de un futuro sustentable, serán también estos hogares aquellos que más sufrirán. En ese proceso, países con un producto interno bruto bajo y ricos en combustibles fósiles deberán hacer un mayor esfuerzo para lograr el objetivo. México tiene dos grandes retos: por un lado, deberá disminuir sus emisiones contaminantes; por otro, deberá planear y ejecutar estrategias para actuar frente a la eventual caída en la demanda de gran cantidad de artículos que producimos, como automóviles o maquinaria, que se abastecen con combustibles fósiles. El llamado es urgente y nuestro planeta no puede esperar más.

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