El Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed) se creó en el año 2008 con el objetivo de fortalecer los espacios educativos públicos de nuestro país. Una institución relativamente joven que busca mejorar continuamente la infraestructura educativa a través de la investigación y la ejecución de programas específicos. Todos coincidimos que es la educación, una de las herramientas más importantes en el desarrollo de los niños y jóvenes de nuestro país.
El Covid 19 nos ha hecho apretar el paso en la carrera por alcanzar el desarrollo y uso de las herramientas tecnológicas al servicio de la educación, derivado de haber mandado a los alumnos a sus casas estableciendo programas de educación a distancia. Si bien esto último resulta fundamental en el presente y futuro del proceso educativo, la pausa presencial nos abre una extraordinaria oportunidad para ahora que están desocupados los planteles, hacer un esfuerzo por dotarlos de lo mínimo indispensable para que el proceso educativo se lleve a cabo de manera eficiente.
Buscando evitar la burocracia y eliminar la corrupción, el Gobierno de México comenzó a entregar los recursos para el mejoramiento de los planteles educativos directamente a los padres de familia, disminuyendo al mínimo necesario la participación de los servidores públicos en el proceso. Esto permitió eficiencia y transparencia, además del involucramiento proactivo de la comunidad en el mejoramiento de la infraestructura educativa.
Históricamente nos hemos educado en el aula, en la relación directa entre alumnos y sus maestros, en un espacio físico adecuado. Sin embargo, los espacios educativos en nuestro país en gran número de ocasiones no cuentan con lo mínimo indispensable para garantizar el proceso y se mantienen en pie en gran medida por la labor de padres de familia y maestros.
Por ello, aprovechar estos momentos en que las escuelas se encuentran desocupadas, permitiría cerrar esa brecha que existe entre los planteles que cuentan con todo lo necesario y aquellos que carecen de lo indispensable.
En el año 2018, la Comisión Nacional de Derechos Humanos manifestó una serie de datos que describen las condiciones en que se encuentran nuestras escuelas. El 42 por ciento carece de drenaje; el 27 por ciento de los planteles carece de agua potable, lo que hace imposible que los alumnos puedan satisfacer los servicios básicos; cerca del 10 por ciento de las escuelas no cuenta con baños ni luz eléctrica. Estas condiciones obstaculizan el proceso educativo y convierten al espacio físico en parte del problema en lugar de ser parte de la solución.
Las complicaciones presupuestales representan un obstáculo importante, sin embargo, resulta urgente que logremos progresivamente terminar con este tipo de carencias. Los ahorros logrados a través de la ejecución de medidas de austeridad y combate a la corrupción, aunados a los programas especiales y la participación de capital privado nacional e internacional, permitirían contar con mejores escuelas y con ello, mejores alumnos a través de espacios adecuados que permitan procesos educativos eficientes.