Momento de la bicicleta

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero La Razón de México

En días pasados se registró un enfrentamiento entre policías y ciclistas que se manifestaban en las calles de la Ciudad de México, lo que nos recuerda que es momento de pensar y reflexionar en torno al uso de la bicicleta y la gran responsabilidad que todos los que compartimos esta ciudad tenemos en ello.

Los viajes en bicicleta se han incrementado en diversas ciudades del mundo con la llegada del Covid-19. En específico en la Ciudad de México, con base en cifras de la Secretaría de Movilidad, desde marzo del 2020 a la fecha los viajes en bicicleta se han incrementado en más de un 200 por ciento. Otro indicador del crecimiento de este hábito es el incremento en los pedidos de bicicletas que han registrado los distribuidores, que junto con los cierres obligados por el Covid-19 de distintas industrias que participan de esta cadena de suministro, los fabricantes se han visto orillados a alargar considerablemente sus tiempos de entrega.

Soy un usuario regular de la bicicleta como medio de transporte. Aprovecho los sistemas de bicicletas compartidas como lo es Ecobici y además cuento con una bicicleta plegable que me permite transportarme en ciertas zonas de la ciudad. La emergencia por Covid-19 ha provocado que las autoridades hayan habilitado más espacios para la utilización de la bicicleta, ganándole espacio a los automóviles, lo que resulta una buena noticia entre tantas tan dolorosas y desagradables.

Transportarse en bicicleta en las grandes ciudades representa un riesgo importante. Identifico entre varios episodios que se presentan al rodar, dos muy representativos y opuestos. El primero, cuando los ciclistas pensamos que, por el hecho de serlo, podemos transitar sin respetar las reglas de tránsito, rodando por avenidas principales arriesgando nuestra seguridad, la de los peatones y la de los automovilistas también. El segundo cuando los automovilistas no tienen ni el más mínimo respeto por el ciclista, incrementando el riesgo con su manera de conducir, provocando en muchas ocasiones accidentes relevantes.

Me parece necesario reflexionar sobre lo siguiente. El incremento en el uso de las bicicletas nos favorece a todos, ciclistas y no ciclistas. Más bicicletas, menos automóviles, menos impacto ambiental, mejor calidad de vida. Tú que transitas a bordo de tu vehículo te ves beneficiado directamente con la proliferación de ciclistas que, si no fueran en dos llantas, muy probablemente utilizarían otro automóvil con las consecuencias que esto trae consigo.

Constituir ciudades amigables para los ciclistas requiere una acción decidida del Gobierno para generar condiciones apropiadas para su utilización, conciencia en los automovilistas del valor y conveniencia de la proliferación de ciclistas y conciencia y responsabilidad por parte de los ciclistas que transitan por las calles. En esto cada quien debe jugar su rol y cumplir con su responsabilidad. Si no logramos abordar la situación partiendo del papel que cada uno jugamos, corremos el riesgo de seguir registrando accidentes que en ocasiones provocan la muerte. Seamos responsables, evitemos la violencia y la confrontación y promovamos el uso de la bicicleta de manera responsable y segura.

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