Por nuestros niños

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero Foto: La Razón de México

El Día del Niño, más que un festejo, debe ser el detonador de un proceso profundo de reflexión y generación de estrategias para construir un mejor presente y futuro para los niños de México. Los hallazgos aquí y allá demuestran que debemos de redoblar los esfuerzos para lograr dotar a nuestros niños de una vida mejor.

Hace algunos días, los niños de Chilapa de Álvarez, en Guerrero, coreaban al unísono: “Ni pistolas ni amapola, queremos ver las olas”. Una consigna que en sí misma lleva una fotografía de la realidad que vive un sector de los niños de nuestro país, no exclusivo de Guerrero. Niños entre 6 y 15 años que deberían estar jugando y aprendiendo portan armas y lanzan consignas, siendo presos y rehenes de la situación social que se vive en la tierra que los vio nacer.

La violencia desafortunadamente está presente en sus vidas. Seis de cada 10 niños, niñas y adolescentes han sufrido métodos de disciplina violentos por parte de las personas que los rodean, afectando de forma drástica su seguridad y autoestima. Equivocadamente, el maltrato es parte de su formación. La violencia, en diferentes situaciones y por causas diversas, les ha costado la vida: en nuestro país, entre 2010 y 2016 más de 8 mil menores de edad perdieron la vida y otro tanto fue reportado como desaparecido.

El esfuerzo debe centrarse en sacarlos de la pobreza: cerca de 50 por ciento de los niños mexicanos vive en pobreza y 10 por ciento, en pobreza extrema. Con base en cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, aproximadamente 3 millones de nuestros menores de edad trabajan, de los cuales, más de la mitad lo hacen en actividades no legales; el trabajo de esos menores y su ingreso resultan fundamentales para su manutención y la de sus familias. Sus condiciones y las de sus familias no les permiten estudiar y disfrutar a plenitud su niñez, orillándolos a trabajar para sobrevivir.

La organización Save the Children México nos revela un dato igualmente doloroso, pero mucho más indignante que los anteriormente expuestos: en 4 de cada 10 delitos sexuales las víctimas son menores de edad, además de que México es el primer país emisor y generador de pornografía infantil. Nuestros niños continúan migrando, pero ahora su número se ha multiplicado de manera espectacular, pasando de 380 a casi 3 mil 500 en cuestión de meses, muchos de ellos lo hacen solos.

El diseño y ejecución de los proyectos, programas y políticas públicas a nivel local y nacional deberán concentrarse en privilegiar el bienestar de los menores de edad, sin ello, el presente y futuro de nuestro país se encontrará en entredicho.

El Día del Niño es una celebración dedicada a la comprensión y a la fraternidad de la infancia que en nuestro país se celebra el 30 de abril. El fortalecimiento de nuestras acciones deberá estar dirigido a lograr que todos nuestros niños vivan libres de violencia y abuso, en entornos de bienestar que les permitan explotar al máximo sus talentos y capacidades. Estamos obligados a generar espacios saludables para ellos, donde lo indispensable para su formación no falte y donde sus derechos y libertades sean privilegiados y respetados.

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