De paisano a paisano

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Noche de sábado en Houston. Un recinto para espectáculos, con todas las amenidades, es el lugar de la cita. El enorme estacionamiento alberga cientos de vehículos, en su mayoría pickups de modelos recientes.

En los accesos a la arena se escucha música del apodado Poeta del pueblo Joan Sebastian, tarareada por algunos de los asistentes, que se despojan de sus pertenencias para cruzar los arcos detectores de metales. En cuestión de segundos, gracias al ordenado y ágil proceso, los asistentes se encuentran en un impecable vestíbulo en el que se venden alimentos y bebidas. Botas, camisas bordadas, cintos piteados, vestidos, abrigos y sombreros, pareciera que son el código de vestimenta. Un vistazo breve permite asegurar que el 100 por ciento de los asistentes son latinos. En las pantallas del auditorio se muestran las imágenes de quienes serán los anfitriones de aquel evento: Los Tigres del Norte. Agrupación que en cada una de las letras de sus canciones, narran la vida de aquellos que orillados por la necesidad y los deseos de prosperar, emprenden su viaje hacia el norte. El recinto, a pesar de estar en Houston, es una sucursal de cualquier municipio de nuestro país.

Son ellas y ellos quienes en su mayoría representan el sostén para sus familias, dentro y fuera de los Estados Unidos. Son ellas y ellos quienes gracias a su sacrificio y esfuerzo, se han convertido en pilar fundamental de las economías de sus países, gracias al monto exorbitante de remesas que envían periódicamente.

Los acordes suenan y el público los acompaña con un orden y civilidad ejemplar, no habitual en los conciertos de este tipo que se realizan en México. Se respira armonía, empatía, hermandad y felicidad. Dos banderas, una mexicana y otra guatemalteca, lanzadas por el público, flanquean el escenario.

Lo que hoy es fiesta, significa el trabajo duro, disciplinado y puntual de una agrupación legendaria, y de miles de mujeres y hombres que los escuchan, que acuñan también una historia de éxito. Los retos no han sido menores ni lucen sencillos a futuro.

Los latinos en Estados Unidos son la primera minoría y representan una enorme economía, pero enfrentan adversidades igualmente especiales y significativas. UnidosUS, una de las organizaciones de latinos de mayor relevancia en ese país, lo retrata con claridad: desigualdad, bajos salarios, protecciones laborales insuficientes y bajo acceso a los beneficios que la seguridad social incluye. En resumen, producen mucho y cosechan mucho menos de lo que merecen en un marco de incertidumbre. El documento difundido por UnidosUS va más allá, retratando la crisis financiera que amenaza a un gran porcentaje de ellos, orillados a endeudarse por encima de su capacidad de pago.

Se cierra el telón y los latinos abandonan en orden la arena, felices, después de haber recibido una dosis concentrada de México y sus sonidos, contenido que conectó con las emociones, pensamientos y recuerdos más profundos que albergan en su mente y en su corazón. Latinoamérica no sólo está presente, sino que se ha adueñado del espacio y con ello, de la factibilidad de crecimiento de los Estados Unidos. Ellos han avanzado muchísimo, pero el tablero continúa muy disparejo.

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