El riesgo de ser niño

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero Foto: La Razón de México

Ser niño debería de ser la etapa más feliz y reconfortante de cualquier ser humano. Es justo en ella cuando se requiere de cobijo y afecto que construye con cada acción y omisión el presente y futuro de cada persona. Doloroso y preocupante es conocer la realidad que viven gran número de niños en nuestro país.

Yaz, originaria del estado de Puebla y con sólo 7 años de edad, víctima de maltrato y abuso sexual, pidió a los médicos que atendían sus heridas en el hospital, que ya no la curaran. Yaz prefería morir que volver a casa a vivir el infierno de ser niña.

Las medidas tomadas por la sociedad y el Gobierno derivadas de la aparición del Covid 19 en nuestro país han incrementado la incidencia de actos de violencia al interior de las familias, siendo las mujeres y los niños los más afectados. Además, el cierre de escuelas ha provocado la disminución en la detección y denuncia de abuso, ya que compañeros y maestros como actores externos, habitualmente son de gran utilidad para conocer los hechos que componen la rutina de los niños, relaciones que hoy se han visto interrumpidas.

Los niños son seres extraordinarios, caracterizados por la inocencia y la bondad, que se ve robada a manos de un adulto que merece el castigo más severo ante el daño muchas veces irreversible que provoca en sus víctimas.

A nivel mundial, México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil; vergonzoso e indignante primer lugar. El número de denuncias de este tipo de hechos es bajísimo, porque los niños suelen permanecer en silencio. La estadística resulta escalofriante: de cada mil casos de abuso, se estima que únicamente 100 se denuncian, 10 llegan a juicio y uno recibe sentencia.

En su último reporte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos expresó que cada año más de 5 millones de menores de edad sufren abuso sexual y en el 60 por ciento de los casos, el victimario es una persona cercana a la familia, incluidos familiares directos. Desafortunadamente, la vivienda, que debería ser el sitio más seguro en todo sentido para nuestros niños, se ha convertido en el lugar de mayor riesgo para ellos.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha comunicado que, en nuestro país, una de cada 4 niñas y uno de cada 6 niños sufre violación antes de cumplir la mayoría de edad.

Ante estos hechos, no podemos continuar realizando las mismas acciones que nos condenan a obtener los mismos resultados. Es urgente que modifiquemos por completo la legislación y las políticas públicas en pro de la protección de los niños y adolescentes de nuestro país. México no debe ser un territorio donde nuestros niños corran peligro, mucho menos que, nuestros niños renuncien a la vida o no quieran volver a casa por miedo a recibir una vez más maltratos que marcan su cuerpo, mente y corazón.

Gran número de organizaciones realizan un esfuerzo cotidiano por proteger a los niños; lo mismo sucede con instituciones gubernamentales de nivel federal, estatal y municipal. Una vez más, la institución que más esfuerzo puede y debe realizar es la familia. Reconstruir a las familias, para disminuir el riesgo de ser niño en México.

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