Septiembre, recordar y mejorar

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Algunos dicen que el nuevo desastre aparece cuando olvidamos el último ocurrido. Para ciertas generaciones el sismo de 1985 resulta inolvidable. Para otras, que no habían nacido cuando sucedió y no fueron testigos del dolor que provocó, el sismo del mismo día y mes, pero del año 2017, fue una lección de enorme valor. Desafortunadamente las emergencias y los desastres suelen ser dolorosas lecciones de las que podemos tomar experiencia y aprendizaje para mejorar.

México es un país sísmico, de ello hablan los 18 mil 669 sismos que hasta el día de ayer habían ocurrido en nuestro territorio en el presente año. Durante el año 2021, el 33 por ciento de los sismos tuvo un epicentro —sitio donde se libera la energía— en el estado de Oaxaca, el 19 por ciento en Guerrero y el 12 por ciento en el estado de Chiapas, es decir, más del 60 por ciento de los sismos de nuestro país ocurre en tres estados.

Los sismos de mayor magnitud en México de los que se tienen registro son: 1. Magnitud entre 8.4 y 8.7, en 1787, con epicentro en las costas de Oaxaca. 2. Magnitud 8.2, en 1932, con epicentro en las costas de Colima y Jalisco. 3. Magnitud 8.1, en 1985, con epicentro en las costas de Michoacán. 4. Magnitud 8.1, en 1995, con epicentro en las costas de Colima. 5. Magnitud 8.2, en 2017, con epicentro en el Golfo de Tehuantepec.

Los sismos no se pueden predecir, es decir, nadie nos podrá decir dónde y cuándo va a temblar. La sismicidad no se puede controlar, lo que sí podemos controlar, son nuestras labores de prevención y preparación frente a ella. De lo que sí podemos estar seguros es de que tarde o temprano volverá a temblar.

Ante la ocurrencia de tal cantidad de sismos y la posibilidad que existe de que en algún momento ocurra un sismo de magnitud importante que ponga en riesgo nuestra seguridad y la de las personas de nuestra comunidad, se vuelve indispensable prepararnos mejor.

Septiembre debe ser un recordatorio de las tareas pendientes que juntos sociedad y Gobierno debemos implementar, entre las que destaco: fortalecer el proceso de aprendizaje en materia de Protección Civil en los niños de nuestro país; fortalecer y respetar los reglamentos de construcción, edificando inmuebles más seguros; fortalecer e implementar sistemas de alertamiento sísmico que nos permitan aprovechar los segundos que existen entre el momento en el que se libera la energía en el epicentro y la llegada de la onda sísmica al sitio donde vivimos; e identificando con claridad las zonas seguras y salidas de emergencia del inmueble en el que rutinariamente nos encontramos.

En septiembre también debemos recordar la urgencia de brindar mayores y mejores herramientas a las mujeres y hombres dedicados a prevenir y atender emergencias y desastres, entre los que destacan grandes instituciones como el Servicio Sismológico Nacional, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, las unidades estatales y municipales de Protección Civil, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina Armada de México.

Aprovechemos septiembre para prepararnos mejor.

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