El simulacro ya comenzó

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La prevención y la preparación representan, literalmente, un salvavidas. El Gobierno de México, a través de la Coordinación Nacional de Protección Civil, nos convoca a formar parte del próximo simulacro nacional, que se llevará a cabo el 19 de abril a las 11:00 horas.

Los mexicanos hemos demostrado en los momentos de mayor apremio, nuestra extraordinaria capacidad para atender emergencias y solidarizarnos con los afectados. Esa humanidad, sacrificio y entusiasmo desplegados ante el desastre, debemos trasladarlos a la etapa de prevención, para evitar en la medida de lo posible, los efectos que pudieran generar los múltiples fenómenos a los que nos encontramos expuestos.

Los simulacros en México, aunque recientemente están ligados a hipótesis relacionadas con sismos o huracanes, nacieron en nuestro país derivados de prácticas militares. De esta manera, en 1942, en el entorno de la participación de México en la Segunda Guerra Mundial, las autoridades mexicanas realizaron 3 simulacros, bajo el nombre de prácticas de oscurecimiento, buscando la preparación ante un eventual ataque militar a la Ciudad de México. En dichos ejercicios se generaba un alertamiento, sucedido por el apagón de todas las luces de la ciudad. Durante ese proceso, las autoridades practicaban las acciones que tendrían que ejecutar ante un eventual ataque, mismo que afortunadamente, nunca sucedió.

A pesar de estos antecedentes, no fue hasta la tragedia provocada por el sismo de 1985, que la Protección Civil cobró relevancia en nuestro territorio.

Equivocadamente, algunos piensan que el simulacro comenzará cuando el reloj marque las 11:00 horas y el alertamiento se active. No obstante, el simulacro comienza tiempo antes y concluye tiempo después. Se trata de analizar los sitios en los que usualmente nos desenvolvemos, los riesgos a los que nos encontramos expuestos y las acciones que realizaríamos en caso de que el sismo —u otro fenómeno— ocurra.

El alertamiento es como nuestro despertador; prácticamente todos sabemos qué debemos hacer cuando éste suena, dependiendo del lugar en el que nos encontramos. Para preparar el simulacro, debemos identificar las características de nuestra casa, escuela u oficina y cómo las evacuaríamos, qué elementos incrementarían el riesgo y cómo los evitaríamos, dónde nos pondríamos a salvo, y cómo nos comunicaríamos con autoridades, amigos y familiares en caso de que algo realmente grave suceda.

El simulacro es mucho más que no correr, no gritar y no empujar. Es prepararnos a conciencia, establecer un plan, ejecutarlo adecuadamente, registrar sus resultados, y analizar y reflexionar lo sucedido intentando mejorar en el próximo ejercicio.

Recuerda que las emergencias y los desastres no se pueden predecir, que los sismos y huracanes no se pueden controlar. Nadie puede decirnos cuándo y dónde van a suceder. Sin embargo, lo que sí podemos predecir y controlar, son nuestras acciones de preparación y prevención que, sin lugar a dudas, pueden salvarnos la vida. Aprovechemos todos este tipo de ejercicios para fortalecer la prevención y la Protección Civil, herramientas sumamente útiles ante los riesgos que el territorio representa.

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