El próximo viernes 10 de septiembre es el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, evento fundado hace 18 años por la International Association for Suicide Prevention (IASP), apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ese día se realizan actividades académicas en todo el mundo para crear conciencia de que este tipo de muerte sigue siendo un desafío universal, cada 45 segundos alguien se quita la vida en el mundo, este año la convocatoria es un evento ciclista virtual #cycletheglobe convocando a la comunidad internacional a recorrer cualquier distancia como una forma de sumarse a la prevención.
El mes pasado a los mexicanos nos golpeó en la cara que en el 2020 la tasa de incidencia aumentó 16 por ciento, la medición por cada 100 mil habitantes subió de 4.3 a 5.7 (Inegi, 2020). Cristian Morales, representante de la OMS en México, destacó que estas cifras corresponden a un aumento de comportamiento suicida en niños y adolescentes; el doctor Bernardo Ng, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana agrega que es un problema de salud pública y la segunda causa de muerte a escala nacional en personas de 15 a 29 años.
¿Qué sucede en otros países? La doctora María Oquendo, presidenta de la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio, en una entrevista de mayo de 2021 explica que en Estados Unidos hubo un descenso en este tipo de muerte, aclarando que el suicidio tiende a declinar después de una catástrofe, nos dice: “La razón es desconocida, pero hay hipótesis que incluyen la posibilidad de que los individuos al estar enfocados en una amenaza ambiental presentan cohesión comunitaria y esto lleva a que el sufrimiento individual sea más tolerable”, las cifras indican que en México estas circunstancias operan diferente.
La doctora Irma Corlay, autora del libro Suicidio, cultura y ciencia (septiembre, 2021), señala que 90 por ciento de las personas que mueren por suicidio cumplen criterios de una enfermedad psiquiátrica por lo menos seis meses antes y que existe abuso sexual y físico con negligencia parental en el 30-73 por ciento de los individuos con conducta suicida.
Es probable que los jóvenes mexicanos que se han suicidado en la pandemia nunca hayan recibido un diagnóstico psiquiátrico, pero de la segunda posibilidad sí tenemos información: en los datos públicos digitales que da la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México surge la cifra de que la cantidad de menores víctimas de acoso sexual aumentó en 2020, 22 por ciento; de estas víctimas, casi la mitad fueron niñas de entre 10 y 15 años, el resto, menores de cuatro años; todos ellos estuvieron encerrados con sus agresores durante los meses de las primeras dos olas de coronavirus, y este número corresponde a los que sí denunciaron, asumimos que este grave comportamiento fue mayor.
El momento preciso en que una persona comete suicidio tiene una combinación de síntomas que pueden ser: abuso de alcohol, insomnio, ansiedad, pero sobre todo, una gran desesperanza, después de leer los párrafos anteriores, no es difícil imaginar una escena de ese tipo para un joven atrapado en una casa “en cuarentena” y siendo víctima de abuso, maltrato y negligencia.
La pandemia de Covid-19 ha aumentado los síntomas psiquiátricos en toda la población, muchas personas están aceptando públicamente que sufren ansiedad y depresión, por lo que el 2021 puede ser un año que marque un parteaguas en la conciencia de la prevención del suicidio, ya que ha disminuido el estigma y podemos aprovechar la coyuntura para prevenir el riesgo de esta dolorosa muerte.
En palabras de un joven anónimo a sus padres: “Mamá y Papá: gracias por enseñarme de que manera nunca trataré a mis hijos. Prometo que a ellos nunca les faltará un “¿Cómo estás?”, “Te amo” y “Estoy orgullosa/o de ti”.