Los seres humanos hemos coexistido con los virus por milenios. Nuestros cuerpos están equipados con nutrientes y un engranaje de reproducción celular que se vuelve un objetivo irresistible para ser atacado por éstos, que son pequeños organismos que se benefician de su capacidad de replicarse con rapidez y de su potencial mutación, lo que les da la posibilidad de adaptarse a seguir explotando a sus huéspedes principales: la especie humana.
La selección natural nos ha permitido tener un sistema inmune complejo que se defiende de los virus y modula la conducta humana para reducir el riesgo de contagio. Además, nuestra capacidad de comunicarnos, desarrollar y compartir información, unida a nuestra innata curiosidad e inteligencia, ha permitido desarrollar grandes herramientas centradas en la ciencia médica. Aunado a esto se han desarrollado sistemas culturales que, al coordinarse, nos han permitido limitar la diseminación de las enfermedades.
Una reflexión desde la perspectiva evolutiva nos permite conocer qué estrategias se necesitan desarrollar para enfrentar la pandemia y las consecuencias a lo largo del proceso.
Como especie, los humanos nos unimos en pequeños grupos para enfrentar la disponibilidad de alimentos, la depredación y la explotación de los desconocidos; generalmente hemos desarrollado formas de vida a corto plazo en las que consumimos nuestros recursos que vamos produciendo paulatinamente. Sin embargo, nunca nos preocupamos de manera contundente de cómo enfrentar una pandemia, que es una amenaza grave, estadísticamente abstracta y global. Hasta el siglo pasado nunca consideramos que un evento de esta naturaleza se pudiera presentar como algo real, ¿cómo debemos responder ahora que tenemos este conocimiento?: en primer lugar, nos debemos preparar para la siguiente pandemia; pero para hacer esto: es necesario haber sido capaces de resolver la actual y de esa manera poder calcular el esfuerzo que nos está costando. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros estamos empezando a enfrentar el daño de una manera violenta, para lo que no estábamos preparados. Ésta es la razón por la que somos altamente susceptibles al pensamiento de conspiración, que en épocas antiguas podía funcionar al no encontrar respuestas científicas, pero en la actual, debemos darnos la oportunidad de aprender de fuentes fidedignas que nos permitan protegernos mejor.
Para combatir la pandemia se requiere de nuestro proceso evolutivo: los humanos somos criaturas paradójicas; por un lado, somos el producto de la evolución genética en ambientes ancestrales que nos han llevado a una falta de respuesta de alarma a la pandemia; por el otro, somos capaces de construir entornos que rápidamente se adapten a los cambios. Esta reiteración se captura en lo que conocemos como “la teoría de la herencia dual”, que explica que el comportamiento humano es producto de dos diferentes procesos evolutivos: el genético y el cultural, que interaccionan continuamente influyendo en cambios en los dos. El proceso de evolución genética a menudo sigue al de evolución cultural, que es más rápido. ¿Cómo podemos hacer que el conocimiento de esta teoría haga que la evolución cultural se lleve a cabo más rápido ante esta situación de crisis, que incluso sea tan acelerada que se pueda mantener en equilibrio con la evolución genética del virus?, quien nos da una solución es el doctor Clare J. Holden, experto en este tema, investigador de la University College of London: “hay que enfocarnos en los tres ingredientes que definen el proceso de Charles Darwin: selección, variación y replicación: manejarlos a una escala sistémica. En otras palabras, debemos reducir la transmisión del virus, con ajustes adaptativos que incluyan un análisis cuidadoso para lograr este objetivo. La evolución cultural debe estar bien monitorizada: destruir las teorías de conspiración y desconfianza a través de los expertos en salud. Una percepción clave del pensamiento evolutivo es, en contraste con la metáfora de la “mano invisible”, que busca los intereses del más bajo nivel, pensar en un interés que inicia con el individuo a corto plazo expandiéndose a un interés global del bien común.”
De acuerdo al Paul W.B. Atkins, doctor en psicología aplicada de la Universidad de Cambridge, la cooperación humana debe ser global, por primera vez en la historia los logros científicos se deben hacer extensivos a todo el mundo.
En mi opinión, debemos de seguir adaptándonos a estar aislados, usar siempre cubrebocas, en lo posible trabajar desde casa, cuidar a las personas de la tercera edad de no ponerlas en riesgo de contagio, no hacer caso en absoluto de las teorías de conspiración que sólo dañan nuestro estado de ánimo, centrarnos en estar saludables y esperar con reservado optimismo nuestro turno a ser vacunados.
En las palabras de Charles Darwin: “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.
*Médico psiquiatra y psicoterapeuta