Apenas en mayo pasado, diversas protestas masivas en contra del racismo y la brutalidad policial tuvieron lugar en Estados Unidos —replicadas a nivel internacional bajo la etiqueta de #BlackLivesMatter— tras el asesinato de George Floyd a manos de agentes de la policía de Mineápolis, Minnesota.
A tan sólo unos meses de distancia de los trágicos eventos, nuevamente una crisis por motivos raciales se ha desatado en el país vecino, el cual se encuentra inmerso de lleno en la carrera presidencial.
Las imágenes ampliamente difundidas muestran a dos agentes caucásicos de Kenosha, Wisconsin, que, tras atender una llamada por una disputa doméstica, forcejean con Jacob Blake —ciudadano afroamericano de 29 años— quien, al intentar abordar su vehículo, en el que se encontraban sus tres hijos, recibe siete tiros por la espalda de manos de uno de los agentes.
Sin embargo, los ruines acontecimientos no pararon ahí, pues dos personas perdieron la vida y al menos otra más resultó herida de bala durante los disturbios provocados por el acto cometido en contra de Jacob Blake. Los hechos fueron ocasionados por un joven miliciano de 17 años armado con un rifle de asalto, quien frente a una cámara se dijo listo para defender los negocios locales de los alborotadores. Instantes más tarde, el mismo sujeto fue captado en video en diversos momentos en los que abrió fuego en contra de manifestantes desarmados que lo asediaban, causándole la muerte a dos de ellos.
Estos lamentables sucesos tuvieron lugar a poco más de dos meses de que se lleven a cabo los comicios por la presidencia de Estados Unidos, en donde las posturas en temas raciales de los candidatos presidenciales son diametralmente opuestas. Mientras que el candidato demócrata, Joe Biden, condenó enérgicamente los hechos, el presidente Donald Trump prefirió enfocarse en los disturbios ocasionados y ordenó el despliegue de la Guardia Nacional para contenerlos.
La condena en contra de los acontecimientos se trasladó a la arena deportiva, en donde diversos jugadores y equipos de las ligas profesionales de basquetbol, beisbol y futbol de Estados Unidos decidieran no presentarse a diversos partidos programados a media semana, en solidaridad con las protestas. Pero como si no hubiera sido suficiente, el también candidato republicano desestimó las muestras de apoyo de los jugadores y acusó que la liga de baloncesto goza de bajo rating por encontrarse demasiado politizada.
Se trata, pues, de lamentables sucesos en una nación que, a pesar de haber llevado a la presidencia a un afrodescendiente hijo de inmigrantes, aún es presa de trágicos actos como los de Kenosha, Wisconsin, motivados por un racismo profundamente enraizado en su sociedad.
Al respecto, en nada abona el actual líder de la nación, quien ha enarbolado una y otra vez un discurso de odio en contra de minorías étnicas e inmigrantes, lo cual —muy lamentablemente— encontró eco en una amplia mayoría ciudadana que lo ensalzó en la presidencia.
Tristes acontecimientos en Wisconsin que presagian el fin de una igualmente lamentable gestión.