Si en algo han fracasado las políticas públicas es en combatir el acoso sexual en el transporte público, conductas de las que a diario son víctimas niñas, adolescentes y mujeres adultas.
Según datos de ONU Mujeres, sólo en la Ciudad de México el 90 por ciento de ellas ha sido víctima de violencia sexual en sus recorridos cotidianos en el transporte público. Y según datos oficiales, en lo que va de este año se han denunciado 40 mil 564 delitos sexuales, alrededor de cinco mil 794 por mes, en promedio se denunciaron ocho delitos sexuales cada hora en este 2021.
Quizá por eso el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) trabaja en el diseño de una estrategia para prevenir estas conductas. La dependencia inició el proceso de contratación de un estudio que permita generar lineamientos que establezcan acciones contra el acoso sexual en el transporte público, a fin de contribuir en la seguridad y libre movilidad de las mujeres en este medio de transporte.
Me cuentan que la dependencia tiene ya un panorama de las principales violencias que enfrentan las mujeres en el transporte y que va desde “le miraron morbosamente el cuerpo; le dijeron piropos obscenos u ofensivos de carácter sexual; se le recargaron con el cuerpo con intenciones de carácter sexual, hasta; le dijeron palabras ofensivas o despectivas y le hicieron sentir miedo de sufrir un ataque o abuso sexual”, entre otras.
El estudio analizará los lugares de ocurrencia: Metro, Metrobús, combis, taxis, Tren Ligero, Trolebús, en la calle, zonas donde hay obras en construcción, donde hay muchos puestos ambulantes, pasos a desnivel, camellones, parques y plazas públicas, así como mercados.
Son tres empresas y personas físicas las que compiten para realizar este estudio para el Inmujeres: Amanda del Rocío Llivichuzhca Pillco, Información y Tecnología para Asuntos Públicos, y Murett Servicios Integrales, S.A. de C.V.
Una vez realizado el estudio, se entregará un documento con contenidos y ruta de acción de los lineamientos para la prevención y atención de casos de acoso sexual en el transporte público, que contenga el diseño, implementación, ejecución y análisis de la prueba piloto en por lo menos una ciudad.
Con este estudio se busca identificar las diferentes formas de violencia sexual que las mujeres enfrentan a diario en sus traslados cotidianos, así como sus reacciones frente a esta violencia y el impacto que tiene en sus vidas.
Está pendiente saber cuánto pagará Inmujeres por este estudio y si sólo se quedará en el papel o realmente se convertirá en una política pública que erradique de manera contundente la violencia sexual que sufren las mujeres en el transporte público y los espacios que cruzan en sus diferentes trayectos.