“Un verdadero culebrón”, expresó el habitante de Palacio Nacional cuando se enteró de la sesión en la que los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación Felipe de la Mata, Janine Otálora, Reyes Rodríguez, Indalfer Infante y Felipe Fuentes buscaron la destitución del tristemente célebre “magistrado billetes”, José Luis Vargas, como presidente del organismo.
Al tabasqueño le encanta la frase, la dice sonriendo, la repite cuando lee, ve o se entera de algún entramado político. Y la pronuncia con un tono de burla, sobre todo si la cuestión lo atañe.
En este caso, es curiosa la expresión de quien es, me cuentan buenas fuentes, responsable indirecto de la crisis que vive el Tribunal. Y es que en los pasillos del poder se escucha que Palacio Nacional no está ajeno de la actual situación del TEPJF.
Pues se dejó crecer el engendro de la presidencia de Vargas, una presidencia de abusos, autoritaria y discrecional. Luego no se vio que los demás integrantes del Tribunal se reagruparon y se rebelaron. Se pensó que se iban a dejar.
Esa configuración del tribunal tampoco fue mal vista, en un inicio, por el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, quien incluso en su momento avaló la salida de Janine Otálora de la titularidad. Pero luego el ministro decidió desmarcarse.
Tan lo decidió que ya ni el teléfono le respondió a José Luis Vargas, quien, a su vez, en una jugada lamentable, decidió hacer público que la cabeza del Poder Judicial de la Federación lo evadía. ¿A quién se le ocurre decir que Zaldívar no le responde las llamadas?
¿Cuál fue el resultado de esa manipulación? Que han convertido al Tribunal en una especie de piñata política sobre la que el Presidente López Obrador puede dar de palos, todos los que quiera.
Hoy esta institución está convertida en un lienzo sobre el que el tabasqueño puede grafitear frases como “el Poder Judicial está podrido” o “todos, por dignidad, por respeto a los ciudadanos, no pueden mantener esa conducta ¿no?, completamente inmoral, una autoridad electoral así, imagínense”.
López Obrador tiene postrado ante sí a una institución que es parte central de uno de los tres Poderes de la Unión.
En el baúl. Quien ya busca capitalizar esta crisis es Ricardo Monreal Ávila. El zacatecano anda más que ávido de reflectores en su carrera al 2024. En caso de que todos los magistrados se bajen como lo propuso en su berrinche versallesco José Luis Vargas, al zacatecano le tocaría llevar el proceso para designar a los nuevos integrantes del Tribunal. Como anillo al dedo, diría el clásico. Por eso ya se autonombró interlocutor de buena fe.