Las recientes inundaciones en Tabasco a causa del desfogue “mal calculado” de una presa propiedad de la Comisión Federal de Electricidad reavivaron varios conflictos que muchos campesinos tienen con empresas paraestatales por la construcción de canales a cielo abierto ¡desde 1990!
Durante décadas, estos conflictos han sido toreados por los gobiernos estatales y federales y la administración encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha sido la excepción… y eso que estamos hablando de su tierra.
Por ejemplo, las demandas de campesinos de Macuspana vienen desde marzo del 90, cuando fue construido un canal de nombre Comején, sin autorización de los dueños de la tierra, por una empresa subcontratada por el Estado.
Más de 400 hectáreas han sido afectadas desde entonces por inundaciones constantes, no sólo por el desfogue de presas, sino por las lluvias constantes en la región. Una problemática que ha frenado —para los campesinos— la posibilidad de tener ganado o usar sus tierras para la siembra.
El caso ha llegado ya hasta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y es que, en julio de 2017, ya se había dictado una sentencia condenatoria y se le ordenó al Gobierno federal pagar los daños y perjuicios ocasionados por el desaprovechamiento de esas más de 400 hectáreas durante 27 años.
Peeeeero… el Estado contraatacó arguyendo que la acción intentada por los actores, ya había prescrito y como siempre pasa en estos casos, en 2018 les ganaron esa batalla a los campesinos.
¿Qué quiere decir lo anterior? Que el Estado mexicano no niega las afectaciones, noooo… lo que alega es que por el tiempo que ha transcurrido, los propietarios de la tierra, paisanos del actual Presidente de México y pertenecientes a las comunidades indígenas que tanto alega defender, ya no pueden exigir sus derechos porque los mismos han prescrito.
El caso sigue en litigio y la queja ante la CNDH también sigue ahí, se interpuso en 2019, cuando Luis Raúl González Pérez aún encabezaba el órgano defensor, pero, al parecer, se ha traspapelado entre los pendientes que tiene una incondicional de Palacio y fiel amiga del Presidente, Rosario Piedra Ibarra.
En el baúl: Vaya mal rato les hicieron pasar a los trabajadores de la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México por la entrega de vales “patito”. Como cada año, los empleados recibieron lo que les corresponde en su respectiva dotación de vales y con esta prestación en la mano fueron a realizar sus compras para surtir su despensa. Lo que nunca imaginaron es que ¡eran falsos!, y en algunos centros comerciales hasta fuertes broncas hubo al intentar pagar con los mismos, en donde la cosa terminó con amenazas de parar en el Ministerio Público. Todo esto llegó hasta los oídos de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y es que el escándalo por los “vales falsos” escaló hasta la revisión de la licitación ganada por la empresa que este año repartió esos vales y a la cual le exigieron entregar los originales. Cómo decía mi abuela Dondinéa, ¡Toma Tomate!