La joya de la corona

DESDE LAS CLOACAS

El Duende<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
El Duende*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Los políticos, sobre todo los de oposición, dicen que no, que no hay nada definido para el próximo año, pero algo muy, pero muy grave, tendría que pasar para que el partido en el Gobierno perdiera la elección federal del 2024.

Y es que los números no mienten, luego de arrebatarle el Estado de México al PRI, que dicho sea de paso lo gobernó desde siempre, los morenos se sacaron la lotería, acaban de encontrar a la gallina de los huevos de oro y ahora sí se frotan las manos con todo lo que se avecina en los próximos años.

El Estado de México es la joya de la corona, la entidad que tiene el padrón electoral y la lista nominal de electores más grande del país ¿Cuántos? Nada más y nada menos que 12.6 millones de posibles votantes, distribuidos en 125 municipios, según datos del Instituto Nacional Electoral.

Si a lo anterior le suma el segundo padrón más grande, la Ciudad de México con 7.7 millones, y el tercero con más empadronados, con 5.9 millones, la cosa se convierte en más o menos 25 millones de posibles votantes… ¡oh la lá, cualquier político suspira con esos números!

Y no sólo los votantes. Para 2023 los mexiquenses se aprobaron un presupuesto de (preparen el efecto de caja registradora), 356 mil millones de pesos. ¡Ah jijo! Con razón aquella frase del ilustre ex gobernador mexiquense Carlos Hank González: “Entre más obra, más sobra”. ¡Jajajaja!

Si combinamos el padrón electoral más grande, uno de los presupuestos también más grandes y la mayor cifra de personas en pobreza (8.3 millones según el censo más reciente del Coneval), tenemos el caldo de cultivo perfecto para hacer del Estado de México un buffet electoral con votos constantes y sonantes, y todo, operado por la maestra “Delfis” que ya saben que es partidaria de los diezmos.

Al PRI no le queda de otra que atrincherarse en Coahuila, un bastión que, en comparación con el que acaban de embolsarse en Morena, es muy, pero muy pequeño, apenas 2.3 millones de posibles votantes; una entidad con un presupuesto de 64 mil millones de pesos y la cantidad de personas en pobreza no llega ni al millón, 740 mil según las últimas mediciones.

Perdón que insista en aquello de la pobreza, pero básicamente es en dichos sectores donde germina el frijol con gorgojo.

Entonces ¿qué tendría que pasar para que Morena se descalabrara y perdiera el 2024?

Bueno, la respuesta es simple y se encuentra en la misma jornada electoral de ayer domingo en Coahuila con lo ocurrido en Morena-Partido del Trabajo: que se dividan, que tras la dichosa encuesta haya señalamientos de uno y de otro lado de que hubo chanchullo, imposiciones, trinquete y principalmente, que exista dedazo, como estamos viendo que ya ocurre desde Palacio Nacional.

Lo anterior por un lado, porque lo que viene en el Estado de México es una corredera de quienes intentarán saltar del barco antes de que termine de hundirse, otros se sumarán al nuevo gobierno bajo la consigna de que “es hora de sumar” sí, cómo no. Tal y como decía mi abuela Dondinéa: “Mientras más conozco a los políticos… más quiero a mi perro!”

Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!

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Mónica Garza