Es muy fácil encontrar la venta de un terreno para vivienda en la Ciudad de México. Es increíble, pero es sencillo. Sólo hace falta entrar a las redes sociales o a algún buscador de Internet y teclear. Le aparecerán ofertas irrisorias.
Terrenos que miden 120 metros cuadrados: ocho de frente por 15 de fondo ¿El costo? Más irreal aún y en abonos chiquitos: 340 mil pesos por pedazo de tierra; se paga en un plazo de 10 años con mensualidades de dos mil 500 pesos. ¡Qué tal!
Ah, eso sí, se tiene que dar un enganche de 40 mil pesos en cash o vía transferencia en el momento de la firma de contrato en la “Notaría 113” ubicada en Ciudad Neza.
¿La propiedad en cuestión es terreno en suelo de conservación? ¿Acaso se encuentra en tierras de producción agrícola de las alcaldías?
Le dirán que no, le dirán que son proyectos de urbanización, colonias nuevas, que tienen todos los permisos y hasta pagan impuestos ¡Ojo!, ya le queda claro que esto es una tomada de pelo ¿no?
Pues a esto se enfrentan a diario habitantes de Tlalpan, Magdalena Contreras, Cuajimalpa, Tláhuac y Xochimilco, que tienen el sueño legítimo de hacerse de una propiedad, de una casa, de un departamento y que están a expensas de vivales que han hecho de terrenos ejidales, suelos de conservación y de producción agrícola, un mercado negro que les resulta bastante lucrativo.
En ocasiones —si no es que en la mayoría de los casos—este mercado es impulsado por organizaciones de izquierda que según “luchan” por el derecho a la vivienda, pero que, en realidad, han hecho un excelente negocio donde, según me cuentan fuentes en la zona sur de la Ciudad de México, ya han estafado a varios.
Terrenos sin servicios, sin luz, sin agua, sin drenaje y sin estar contemplados en los planes municipales de desarrollo. Lugares a donde las personas que lleguen a vivir ahí, estarán lejos de zonas comerciales donde puedan conseguir un empleo y donde tendrán que realizar viajes de dos y hasta tres horas para conseguir uno.
Y puede estar seguro, querido lector, que de todo esto también se benefician algunas autoridades que saben, ven y escuchan de este tipo de prácticas irregulares y que lejos de alertar, advertir o intentar evitarlas, callan. Sobre todo, si es temporada de elecciones.
¿Y por qué? Porque en las urbes de nuestro querido país no hay dónde vivir y el costo de una propiedad está por las nubes. Mientras un metro cuadrado de parcela agrícola llega a venderse de los cuatro a los cinco pesos, obvio comercializado por las mafias que le menciono, un metro cuadrado de suelo urbano puede llegar hasta los mil pesos o más.
En el baúl. El oso de la semana. México tenía confianza en ganar la presidencia de la Organización Panamericana de la Salud, por las donaciones de vacunas contra el Covid-19 y, principalmente, por los llamados a la equidad desde distintos foros para la distribución del antígeno, sobre todo en los países más necesitados. Pero ni Nadine Gasman ni Hugo López-Gatell supieron aprovechar esa ventaja para ganar el voto de más países, y en la desesperación, el subsecretario de Salud invocó la estrategia lopezobradorista de “voto por voto” y pidió transparencia. ¡Cuack! Eso tampoco le funcionó en la OPS y lo que México perdió fue una gran oportunidad de poder presidir este organismo y darle ese enfoque de género que tanto buscaban.
Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!