El Duende

Peligro en el ISSSTE

DESDE LAS CLOACAS

El Duende *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
El Duende
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Dice un refrán que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Y así está pasando en el ISSSTE.

Luego del trágico accidente del pasado 12 de julio en el que una niña murió aplastada por un elevador en el IMSS de Quintana Roo y de —como siempre en esta administración— echarle la culpa al neoliberalismo… a alguien en el ISSSTE se le prendió el foco y seguramente dijo: ¿Oigan, y cómo están nuestros elevadores?

Piense mal y acertará, porque sí, hay en el ISSSTE, al menos, 43 elevadores que representan un riesgo para la vida de derechohabientes y de personal de salud. Algunos incluso, con más de 60 años de vida útil y que desde hace mucho tiempo debieron ser reemplazados.

En las manitas pecaminosas de este Duende hay una copia del “Programa de Sustitución Transportación Vertical”, que no es otra cosa que un diagnóstico rápido en el que se exhiben las deficiencias y se reconocen los riesgos en los elevadores de la institución.

Esos fierros viejos, que en cualquier momento podrían cobrar la vida de otra u otras niñas, se encuentran en unidades médicas de Baja California, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, Sonora, Yucatán, Zacatecas, Oaxaca, Morelos, Puebla, Aguascalientes, Campeche, Jalisco y hasta en la Ciudad de México. Es decir, el riesgo existe prácticamente en todo el país y desde hace bastante tiempo.

Son tres tipos de elevadores: pasajeros, que traslada personal del instituto y derechohabientes; camilleros, que transportan a pacientes que fueron sometidos a una intervención quirúrgica o aquellos que requieren transportación en camilla, y montacargas, utilizados para movilizar materiales y suministros.

En el diagnóstico se enlistan las fallas elevador por elevador. Por ejemplo:

En el Hospital General de Tijuana, Fray Junípero Serra, dice: “Equipo con 50 años de antigüedad, es necesaria su actualización tecnológica por su avanzado grado de obsolescencia y la dificultad para conseguir piezas en caso de reparaciones”, en el Hospital General de Aguascalientes se advierte: “Equipo con 42 años de antigüedad, está operando, pero su avanzado grado de obsolescencia, lo hace presentar diversas fallas frecuentes, provocando quejas de los usuarios”.

Y ya le digo, algunos con más de 63 años de operación: en el Hospital General de Hermosillo “Dr. Fernando Ocaranza”, dos elevadores fueron adquiridos en 1960; el elevador del Hospital de Mérida se adquirió en 1964; el elevador del Hospital General Tacuba opera desde 1966; los elevadores de Morelia y del Hospital Regional Presidente Juárez se compraron en 1970.

El diagnóstico no sólo hace un mapa de los riesgos, sino también solicita con urgencia dinero para sustituirlos, si la mentada “Pobreza Franciscana” no lo impide y se aprueban los recursos, el ISSSTE podría sustituirlos en 2023 y 2024.

Deje usted a un lado de que lleguemos a tener un sistema de salud como el de los países nórdicos, ya con que se evite una tragedia más y se culpe a administraciones anteriores, nos conformamos.

En el baúl. Vía correo electrónico comenzaron a llegar avisos para personas de la tercera edad. “El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores ha emitido un nuevo formato de la credencial que proporciona… Su validez está asegurada porque incluye la firma certificada de la Secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes”. Y agrega: “…las credenciales anteriores siguen vigentes”. Y yo me pregunto ¿Para qué cambiar la tarjeta de las personas de la tercera edad justo antes del inicio del proceso electoral? Sólo es pregunta, con copia para la Comisión de Quejas y Denuncias del INE.

Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!!!