“Puras promesas”

DESDE LAS CLOACAS

El Duende
El Duende La Razón de México

En algunas dependencias del Gobierno capitalino ha empezado una especie de carnaval electoral: promesas de ascensos, bonos, horas extra y mejoras salariales. No se escatima en promesas para los trabajadores.

El disparo de salida fue, por supuesto, el inicio de la temporada de destapes inaugurada por el Presidente López Obrador.

De ahí que ahora funcionarios con rangos de dirección en dependencias de la administración local, pidan a sus empleados “echarle ganas” porque a partir de 2024 estarán —según ellos— despachando desde Palacio Nacional.

También y para no variar, ha comenzado el acomodo de incondicionales y el pago de lealtades de cara a la segunda mitad del sexenio. El mejor ejemplo es la llegada de Martí Batres a la operación política del Gobierno de la Ciudad.

El problema, me cuentan mis fuentes, es que no hay con qué pagar esas promesas de promociones. No hay cómo crear más plazas para los policías; no hay con qué dar más sueldos; no hay de dónde crear cargos a modo para quienes moverán los hilos electorales desde dentro de las oficinas gubernamentales.

Por ejemplo, los ascensos para mujeres policías que cubrieron las marchas feministas. No hay con qué cumplirles, no hay cómo pagarles. Como decía mi abuela Dondinéa: No hay dinero ni pa´ veneno.

Por esto mismo se avizoran ya los conflictos internos en Morena y en la administración actual. Los puestos actuales y las promesas de futuros cargos serán la moneda de cambio.

Igual veremos un desgaste mayor al habitual en el funcionamiento de la administración, preocupados porque la gente de Sheinbaum esté más interesada por salir en la foto que por atender los pendientes.

Y no dudo que lo mismo suceda por los rumbos de Plaza Juárez, donde me cuentan que el canciller ya ha comenzado acercamientos políticos de cara a construir una imagen fuerte desde su trinchera.

En el baúl. También hubo cambios en la dirección de comunicación social del Gobierno capitalino. Es bien sabido que antes de darle la palabra a un reportero o reportera en alguna conferencia de la Jefa de Gobierno en el Palacio del Ayuntamiento, se quiera saber “de qué va la pregunta”.

Con el cambio de ahora, me cuentan que se busca un control más férreo de los periodistas que cubren la fuente. Ojalá que no aparezcan las preguntas a modo y que las y los reporteros seguirán cuestionando sin tapujos y no se dejarán amedrentar.

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