Hace unos días, el Presidente reiteró que para el término de su administración habrá un sistema de salud de primer nivel. En palabras suena bien, pero en la realidad está muy lejos de suceder.
Déjeme le cuento un solo caso. Y es que en México la falta de medicamentos no es la única deficiencia del sistema de salud que impide que los pacientes con cáncer reciban la atención médica necesaria y correcta, también los equipos viejos y obsoletos con los que cuentan instituciones como el Instituto Nacional de Cancerología (INCan) que se encuentra en la zona de hospitales de Tlalpan.
Pese a que esos equipos datan de la época neoliberal, en los casi cuatro años de la llamada Cuarta Transformación (4T) se la han pasado en la mera tramitología para sustituirlos.
Por la falta de mantenimiento y renovación de estos equipos, se ha tenido que dosificar la atención a los pacientes ¿por qué? Pues porque no se tiene la capacidad suficiente para satisfacer la demanda de todos los pacientes oncológicos.
En dicho hospital todavía opera un acelerador de doble energía adquirido en el año 1999 y, de acuerdo con el propio instituto, su “vida útil ha sido superada, y es obsoleto clínica y técnicamente”.
El equipo tenía que ser sustituido desde 2019, pero sigue operando, mientras que de 2011 a 2020 en el INCan han aumentado 19% las consultas, 17% las urgencias y 10% las preconsultas.
Un informe al que mis manitas pecaminosas tuvieron acceso señala: “El INCan cuenta con seis aceleradores lineales, uno de los cuales (de baja energía) está fuera de servicio por obsolescencia y por no ser viable el reemplazo de la guía aceleradora”.
El acelerador de doble energía ha trabajado 20 años ininterrumpidamente, con este equipo se realizan tratamientos principalmente de alta energía, terapia corporal, terapia de electrones y se ocupa incluso para atender a pacientes con lesiones superficiales, ya que el equipo de otro voltaje, también está fuera de servicio por no contar con recursos para su reemplazo.
El propio INCan reconoce que en el periodo de enero a diciembre de 2020 en la Subdirección de Radioterapia, suministró un total de 39 mil 557 sesiones, cifra menor en 11.7% respecto a las 44 mil 800 programadas y 11.5% menor a las 44 mil 717 realizadas en 2019, es decir, hay menos atención.
En México el cáncer es la tercera causa de muerte y se estima que cada año se detectan 160 mil 667 nuevos casos. En una estimación del costo de productividad del cáncer en nuestro país, en 2020 las muertes prematuras tuvieron un costo de 12 mil 120 millones de pesos, ya que la población económicamente activa es severamente afectada por esta enfermedad.
La 4T apenas inició el proceso de adquisición de equipos, para ponerlos a funcionar en 2023, si fallan, nada más en lo que resta del año podrían verse afectados 700 pacientes, 700 vidas.
“…Si llegáramos a tener un tercer equipo sin reemplazo, sería grave para el INCan, ya que pese a los esfuerzos que se realizan para ampliar tiempos de operación, nos vemos limitados por la propia licencia, además de que al ser un equipo antiguo no cuenta con técnicas VMAT, que hacen tratamientos más seguros y rápidos”, se lee en el informe.
Y así —dicen— tendremos servicios de salud de primer mundo en dos años y se asemejarán a los de países como Noruega o Dinamarca… ¡sí, cómo no!
Como decía mi abuela Dondinea: “Prometer y prometer hasta meter… y una vez metido, olvidar lo prometido”.
Basta por hoy, pero el próximo lunes, regresaréeeeeeeee!