Si “pausar” las relaciones diplomáticas de México con España fue un intento distractor del presidente Andrés Manuel López Obrador ante los problemas que enfrenta, como las revelaciones del caso de su hijo mayor que vive en Houston; sus diarias andanas a periodistas y medios o por el resultado del encuentro que tendría horas después de la mañanera con John Kerry sobre la reforma eléctrica, severamente cuestionada por la embajada de Estados Unidos, difícilmente lo conseguirá.
La respuesta del Ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, fue inmediata, y tras señalar que la palabra “pausa” no existe en las relaciones diplomáticas, pidió que el mandatario mexicano explique “qué es lo que ha querido decir con eso y cuál es el tenor oficial que le da a esas declaraciones”, tras dejar claro que ante las críticas que hizo a empresas ibéricas con inversiones en México, advirtió que “el gobierno español siempre defenderá los intereses de España ante cualquier país”.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Según la información oficial de la reunión del Presidente López Obrador con John Kerry, enviado especial para el Cambio Climático del Gobierno de Estados Unidos, hubo un diálogo franco en el que ambos plantearon su posición sobre la Reforma Eléctrica y acordaron crear un grupo de trabajo para impulsar la producción de energías limpias.
Sin embargo, habrá que esperar la versión estadounidense acerca de lo realmente sucedido, porque luego del diálogo que el Ejecutivo federal sostuvo con la secretaria de Energía de EU, Jennifer Granholm, el mes pasado, ya que las versiones dadas a conocer entonces fueron distintas acerca de lo planteado de una y otra parte, lo que coincidió con que al día siguiente, aquél tuvo que ser hospitalizado.
Después de que anunciara una “pausa” en las relaciones diplomáticas con España, dos exembajadores de México en ese país, Jorge Zermeño y Francisco Ramírez Acuña coincidieron en que el Presidente no mide las consecuencias de sus palabras, al poner en riesgo los programas que existen entre ambas naciones, y no dudaron en asegurar que “es un distractor ante los escándalos en torno a su hijo José Ramón y malas decisiones gubernamentales”
Por cierto que aún pendiente en el Senado la aprobación de su nombramiento de embajador en ese país, al exgobernador priista de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, le están creando un ambiente tan hostil que cuando llegue a Madrid, sin tener la mínima experiencia diplomática, preferirá no haber salido de su estado.
Y menos, cuando allá se recuerde que en las elecciones estatales en Sinaloa de junio pasado, se documentaron y denunciaron ante la OEA y la Comisión Internacional de Derechos Humanos, en Washington, la presunta injerencia del crimen organizado en ese proceso en Sinaloa.