Finalmente, tras su berrinche al haber perdido en el proceso interno de las corcholatas de Morena, denunciar “incidencias” y exigir la reposición del mismo, Marcelo Ebrard fue “convencido” de permanecer en ese partido y hacer lo que negó que haría: dialogar hasta en dos ocasiones con “esa señora”, como llamaba entonces a Claudia Sheinbaum, ganadora de la contienda y, de paso, negar que el Presidente López Obrador, y menos el dirigente partidista, Mario Delgado, participaran en “esas negociaciones”.
Ante una veintena de seguidores, se conformó con que la Comisión de Honestidad y Justicia partidista reconociera “evidencias de prácticas indebidas” en esa elección, celebró que se inicien los procesos de sanción correspondientes, lo que dijo “entender como el inicio de un paso decisivo en el entendimiento con Claudia” al señalar que si él y los que lo apoyan son la segunda fuerza en Morena, deben ser tratados como tales y a dirigentes de Movimiento Ciudadano que le ofrecieron apoyo, les deseó “que les vaya bien”.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Durante el acto en el que el excanciller anunció que seguirá en Morena, dijo que, hasta el momento, Sheinbaum no le ha ofrecido cargo alguno —debería liderar la bancada en el Senado, por quedar segundo— y que decidió entablar diálogo porque para él, sí tiene el bastón de mando, por eso habló con ella, y destacar que no lo ha hecho con su otrora “carnal” López Obrador.
Entre los funcionarios morenistas a los que el excanciller responsabilizó de no mostrar neutralidad en el proceso interno, figuran la presidenta del Consejo Nacional de Encuestas, Ivonne Cisneros, “pues siempre expuso sus preferencias hacia Claudia Sheinbaum” y Alejandro Peña, secretario de Organización de la dirigencia, quien se encargó de la cadena de custodia en el proceso y “es cercano” a la exjefa de Gobierno.
Sostuvo que en el proceso interno predominó el uso de estructuras gubernamentales, como Servidores de la Nación y Coordinadores Operativos Territoriales, que “incidieron tendenciosamente” sobre las preferencias en el ánimo popular, incluso condicionaron los programas sociales que sostienen a los más pobres.
Al que habían señalado en las mañaneras como presidenciable es al joven mandatario de Nuevo León, Samuel García, cuya trayectoria política se conforma por dos años de senador, dos de gobernador y quien además tiene como principal apoyo, más que a Movimiento Ciudadano, a su influencer esposa.
¿Coincidencia o costumbre? Siendo presidente, Donald Trump aseguró qué fácil le fue “doblar” al entonces canciller Ebrard, cuando exigió que convenciera a AMLO de enviar 28 mil soldados a la frontera sur y cerrar el paso a migrantes a EU. Ahora lo “dobló” Morena.