Escala, y preocupa, ese cada vez más ríspido diferendo entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y funcionarios y congresistas de Estados Unidos, en el que acusaciones y descalificaciones suben de tono cada día con las consecuencias de que más pronto que tarde éstas lleguen a afectar las relaciones entre ambos países, y que en días recientes se han endurecido como no había sucedido en anteriores sexenios.
Mentirosos, mequetrefes, injerencistas, politiqueros, calumniadores, son algunas de las expresiones mañaneras con las que se responde a declaraciones de legisladores o al informe anual del Departamento de Estado —“departamentito”, lo llamó desdeñosamente el mandatario— del gobierno estadounidense sobre la inseguridad, masacres y violaciones a derechos humanos en México o en audiencias en el Senado de EU, en donde el titular de aquel, Antony Blinken, aseguró ayer, y coincidió con funcionarios de agencias de inteligencia de su país, en que los cárteles de la droga controlan hoy amplias regiones de nuestro país, lo que es de sobra sabido.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Dado el poder que ha acumulado el Ejército en este sexenio, poco es lo que podrá hacer la Comisión Bicameral que se instaló ayer en el Senado, presidida por el líder de esa Cámara, Ricardo Monreal, para analizar las acciones militares en tareas de seguridad pública, aun en casos tan graves como la ejecución de cinco jóvenes en Nuevo Laredo por parte de efectivos de la milicia, como lo señaló Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación.
Por más supuesta “chamaqueada” a Ignacio Ovalle, extitular de Segalmex, por parte de “priistas mañosos” que invitó a colaborar en ese organismo, un acto de corrupción de 15 mil millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación, que es, hasta ahora, el de mayor cuantía en el sexenio, no puede ser solapado.
Con casi idénticos argumentos a los del Gobierno de México, las dictaduras de Cuba y Venezuela —sólo falta que lo haga la de Nicaragua— rechazaron tambíen el informe del Departamento de Estado de EU sobre las violaciones a los derechos humanos en esos países.
Vaya brete en el que el embajador de EU, Ken Salazar, metió a Manuel Bartlett, titular de la CFE, a que vaya a Washington y colabore en las negociaciones sobre energías limpias, a donde no va desde que era secretario de Gobernación, cuando fue asesinado el agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, en Guadalajara, en el sexenio delamadridista.
De risa, que a un año de inaugurado, el AIFA sólo tenga unos cuantos vuelos y pocos pasajeros pero sí su “himno”.
Visos de negociación a futuro, la remoción del coordinador de los senadores del PRI, Miguel Osorio Chong, por quienes la promovieron y discutieron anoche.