La pugna por el 54

LAS BATALLAS

Francisco Reséndiz*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Francisco Reséndiz
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En medio de la fiebre por los Juegos Olímpicos de París 2024 y el crack financiero global, en México la 4T y la oposición —enfundada en camiseta de sociedad civil— se han enfrascado en una dura pelea por ganar la opinión pública en torno a la cláusula de gobernabilidad (y la sobrerrepresentación) en la integración de la próxima Legislatura del Congreso de la Unión.

Hace un par de semanas comentábamos en este espacio sobre la orden que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador a sus principales operadores para que defendiera a ultranza ante el INE y el TEPJF la posición que daría a Morena y sus aliados una mayoría infranqueable que garantizaría la aprobación de las últimas iniciativas presidenciales.

Anoche me comentaban en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que será hasta que el Instituto Nacional Electoral defina la distribución de diputados y senadores plurinominales —y que eventualmente un actor político o social recurra esa decisión— cuando su pleno habrá de intervenir.

Así, colocando en el centro del debate la interpretación del Artículo 54 de la Constitución, durante estas dos semanas se han decantado los actores políticos y sociales con mayor peso específico para liderar cada bando; el fondo es convencer que la 4T puede tener o no 373 legisladores en la Cámara de Diputados.

Para aprobar una reforma constitucional en la cámara baja se requieren 333 de los 500 votos que hay en el pleno. De ganar el debate el oficialismo no tendría ningún freno para consolidar las últimas reformas de AMLO, empezando por la reforma al Poder Judicial y la desaparición de los órganos autónomos.

La 4T, con Luisa María Alcalde, actual secretaria de Gobernación y próxima presidenta nacional de Morena, sostiene que el Artículo 54 es claro y establece que ningún partido puede tener una sobrerrepresentación de 8%, es decir que ninguna fuerza política puede tener más de 300 diputados federales.

De acuerdo con sus proyecciones Morena (con una votación nacional 43.54%) tendría 161 diputados de mayoría más 87 plurinominales, en total 248 curules de 500 curules (49.6% del pleno); el Partido del Trabajo con una votación nacional de 5.83% tendría 50 legisladores (10% del pleno) y el Verde con 8.95% de la votación nacional emitida tendría 75 diputados (15% del pleno).

La posición del oficialismo, con base en el 54 Constitucional, es que ningún partido tendría una sobrerrepresentación mayor a 8%. Su énfasis es en torno a la lectura puntual de la norma constitucional y de la Ley electoral vigente. Sin embargo, bajo esta fórmula con 54% de la votación emitida el 2 de junio el oficialismo tendría el 74% de votos en ambas cámaras.

Del otro lado, la oposición sostiene que con esta lógica Morena quiere “robar” casi 10 millones de votos emitidos en los pasados comicios federales y que un voto obtenido de la 4T valdría mucho más que un voto de la oposición y que de aprobarse la sobrerrepresentación el morenismo podría cambiar la Constitución a su antojo.

De confirmarse por el INE esta distribución, combatirían en las 48 horas posteriores ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Hay un argumento central en la posición de la oposición desde la sociedad civil, explicada por José Woldenberg y Diego Valadés: el Artículo 54 Constitucional establece en su fracción primera que para tener derecho a los diputados plurinominales se deben presentar candidatos de mayoría en por lo menos 200 de los 300 distritos electorales.

Pero afirman que Morena, PT y PEVEM registraron a sus candidatos como parte de una coalición y no como partido político, por lo que no se les puede entregar los espacios como lo plantea la 4T sino un máximo de 8% en conjunto.

Con la elección presidencial a punto de ser calificada, tras el desahogo de 243 impugnaciones que anoche se encontraban en estado de resolución, la gran batalla que ahora darán los dos polos que disputan el poder político nacional será en la integración de ambas cámaras legislativas donde habrá de definirse el rumbo del país.

RADAR

SIN BALANCE. A dos meses de las elecciones del 2 de junio, nos cometan, en el PRD —partido de la alianza opositora que perdió su registro— en el equipo de Jesús Zambrano aún no se ha presentado un reporte electoral sobre la catástrofe que vivió este organismo político de la mano del PRI y del PAN.

Por ejemplo, sólo en la Ciudad de México el PRD ganó Coyoacán en alianza con PRI y PAN, prevén tener sólo seis concejales en diferentes alcaldías, y a nivel nacional tendrán 1 diputado federal y quizá dos senadores que aún están en veremos por la disputa de plurinominales. Se le vienen días oscuros a Jesús Zambrano y su equipo.

EN GUERRA POR LA CUAUHTÉMOC. Por si Alessandra Rojo de la Vega ya cantaba victoria, Herman Domínguez, quien contendió para gobernar la alcaldía Cuauhtémoc de la CDMX por Movimiento Ciudadano, exigió a las autoridades que ante las numerosas irregularidades, declaren la anulación de la elección y se realicen nuevos comicios, donde prevalezca el piso parejo para todos los contendientes.

Por otro lado, señaló que ha impugnado sobre todo en materia de fiscalización y rebase de topes de campaña, rubro donde la candidata del PRI y PAN también ha sido acusada por la morenista Caty Monreal quien también señaló violencia política en cuestión de género y la investigación de la Fiscalía de la Ciudad de México sobre el caso de los tiros a su camioneta que sufrió durante el proceso electoral. Nadie cede en esto que se ha vuelto una guerra legal.