Un aspecto de la guerra entre Hamas e Israel que la prensa ha soslayado es la enorme crisis de refugiados que generó la violencia de Hamas. Antes de hablar de la situación que vive Israel, es importante decir que mi intención no es comparar esta crisis con la emergencia humanitaria en Gaza, o tratar de invalidarla, sino presentar un aspecto menos conocido de este conflicto, que está afectando de una manera profunda a la región entera.
El ataque de Hamas al sur del país fue brutal. No solamente asesinaron a 1,400 personas y secuestraron a otras 240, en su mayoría civiles, sino que destruyeron por completo decenas de comunidades y pequeñas ciudades. Más de diez poblados fueron enteramente quemados, nada queda; y más de 45 poblados y ciudades sufrieron graves daños.
En estos momentos, Israel se enfrenta a una crisis de refugiados sin precedente. En un país de nueve millones de habitantes, hay en estos momentos 200 mil refugiados. Todos los poblados del sur hasta siete kilómetros arriba de la frontera sur y cinco kilómetros abajo de la frontera norte (donde hay ataques de Hezbolá) recibieron la orden de evacuar; miles más en poblados cerca de la frontera huyeron de sus ciudades.
Estos refugiados, entre los que hay también miles de árabes, que no tenían a donde ir, han vivido ya por más de un mes en hoteles, hacinados con sus familias enteras en cuartos, y con una comida al día, que provee el Gobierno. Miles de niños y jóvenes que no van a la escuela y ciudades enteras de un día al otro doblaron su población (por ejemplo, la ciudad hotelera de Eilat) y están al borde de caer en quiebra, pues tienen que atender las necesidades de miles de migrantes forzados, además de las de sus propios habitantes.
Estos refugiados no esperan regresar a sus casas pronto. De la noche a la mañana, miles de personas que vivían en los kibbutzim y los poblados de la frontera sur perdieron sus casas, sus pertenencias, sus coches y muchos de ellos sus negocios. Pasarán meses o incluso años para que se puedan reconstruir estas comunidades, la gente no tiene a dónde regresar. A esto se le suma el trauma colectivo de estos habitantes.
Según datos del Ministerio de Salud, 20 mil israelíes fueron víctimas directas de la violencia y 100 mil, más de manera indirecta. Es difícil describir por lo que están pasando los sobrevivientes, refugiados y hacinados en hoteles, tratando de superar su duelo y la memoria traumática del terror que vivieron, sin ninguna idea de lo que les depara el futuro. Muchos de ellos vieron a familiares y amigos morir frente a sus ojos. Hamas no solamente torturó, violó, quemó, asesinó y secuestró, sino también destruyó por completo la vida de miles de personas y comunidades enteras, hoy refugiados en su propio país.