La extrema derecha en contra de la liberación de los rehenes

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

En los últimos días ha sucedido en Israel algo difícil de creer, la extrema derecha, por medio de comentaristas, políticos y bots, ha lanzado una campaña en contra de la liberación de los más de 130 rehenes que continúan en manos de Hamas.

Esta campaña sugiere no sólo que el costo de la liberación de los rehenes (liberación de presos palestinos y cese al fuego de casi dos meses) es demasiado alto, sino que el objetivo de Israel no debe ser regresarlos a casa sino continuar con la guerra indefinidamente hasta la conquista total de Gaza. Es increíble que ante el dolor infinito de las familias que luchan por sus seres queridos, muchos de ellos aún con vida, se haya comenzado una campaña pagada y orquestada en su contra. Sin embargo, el problema es no sólo moral sino práctico. A pesar de que Israel controla una buena parte de Gaza, la “victoria absoluta” —término que se ha convertido en el slogan principal del primer ministro Netanyahu— es una ilusión. Se necesitaría no sólo tiempo para erradicar a Hamas sino también capacidad para controlar Gaza. El número de soldados necesarios para controlar el territorio supera el de elementos disponibles en sus fuerzas armadas.

Netanyahu y los partidos de derecha hablan todo el tiempo de la victoria. Sin embargo, para los israelíes la guerra se perdió el 7 de octubre del año pasado, cuando Hamas acribilló a cientos de civiles y secuestró a cientos más. El Estado que se formó para evitar masacres de judíos fue incapaz de detener el ataque más violento al pueblo judío desde el Holocausto. El contrato entre Estado y pueblo se rompió, y esto es aún más cierto en el caso de las familias de los rehenes. Después de la derrota, lo único que le queda al país es cumplir con su deber moral y hacer todo para regresar a los rehenes.

Netanyahu, presionado por la derecha y por el sonido de la campaña sucia, en su intento de congraciarse con el grupo más extremo de sus seguidores, ha detenido el proceso de negociaciones en varias ocasiones en los últimos días. El primer ministro entiende que un trato de cese al fuego puede significar la salida de los partidos de ultraderecha y la caída de su Gobierno. Y aunque Yair Lapid, líder de la oposición, le ha ofrecido a Bibi entrar a su Gobierno, si es lo que hace falta para conseguir un trato, éste no parece tener ningún interés en la oferta. Mientras el juego político continúa, las familias y el país entero esperan desesperados el regreso de los rehenes.

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