El sábado se publicó en el periódico Milenio un artículo de Témoris Grecko titulado “Conflicto entre Israel y Hamas: fake news que se han generado durante la guerra”. El periodista escogió dos casos de sucesos controvertidos sobre el tema, la decapitación de bebés israelíes y la explosión en un hospital en Gaza que dejó decenas de muertos. El título invita a pensar que el texto periodístico trataría de esclarecer estos dos sucesos y acabar con la confusión de la lluvia de artículos y opiniones que circulan en las redes sociales. Sin embargo, lejos de establecer las controversias, nos deja en una nube de confusión.
Empecemos por el caso del hospital en Gaza. Pasaron ya varios días desde la publicación de este artículo, y poco a poco han salido a la luz nuevos hechos. Primero que nada, se confirmó que el hospital en Gaza sigue intacto, es decir, que la explosión ocurrió en el estacionamiento. Segundo, todas las agencias de Inteligencia occidentales (Italia, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos), con base en su propia información, concluyeron que ésta no fue por un ataque intencional. No sólo esto, el periódico The Guardian publicó una profunda investigación en la que todo apunta a que se trató de un cohete que provino desde Gaza.
En el caso de los bebés decapitados, sabemos que el secretario de Estado de Estados Unidos vio fotos que lo hacen evidente; sin embargo, éstas no se han hecho públicas y la veracidad del hecho no ha sido confirmada. El problema no es la discusión sobre la autenticidad de esta noticia, que es válido, sino el hecho de seleccionar precisamente la única noticia sobre las atrocidades de Hamas puesta en duda en un análisis sobre fake news. Hay cientos de testimonios sobre la barbaridad del ataque de Hamas. Padres asesinados frente de sus hijos y viceversa; familias enteras quemadas vivas. Todo esto lo sabemos porque fueron los propios terroristas quienes en una celebración macabra grabaron sus actos en cientos y cientos de videos públicos. Ahora los apologistas de Hamas utilizan como escudo el hecho de que la decapitación de los bebés puede ser falsa, creando un ambiente en donde todas las otras noticias de atrocidades pueden ponerse en duda, a pesar de la abrumadora evidencia.
El caso del hospital es aún más grave. Existen aún dudas sobre qué fue lo que realmente pasó, como lo reportó el día de ayer el New York Times. Hamas destruyó toda prueba del caso y es imposible hacer una corroboración independiente. El verdadero problema no fue reportar la explosión y las dudas al respecto de ésta, sino la manera en que el propio New York Times (que pidió una disculpa pública esta semana), la BBC y otros medios internacionales reportaron el suceso, pues de inmediato, sin hacer un análisis de lo ocurrido, mandaron notificaciones a todos sus suscriptores con la noticia de que Israel había atacado un hospital. Cuando se publicó la noticia, el presidente Biden iba en camino a Israel, y en la segunda parte de su visita había acordado reunirse con los líderes de Egipto y Jordania en una cumbre para calmar las tensiones. En respuesta a la noticia, los países árabes cancelaron su participación, y se perdió tal vez una de las mejores oportunidades para detener el desastre humanitario de esta guerra. Una fake news con consecuencias para la paz regional. A veces las fake news generan fake opinions.