La lucha por el Monte del Templo

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Jerusalén es el encuentro de tres religiones, el judaísmo, el cristianismo y el Islam; cada de una de éstas con lugares sagrados, muchas veces ocupando los mismos espacios. En el Monte del Templo, lugar bellísimo enclavado en el centro de la ciudad vieja, el Islam y el judaísmo comparten uno de sus recintos más sagrados.

Esta semana, este recinto se ha tornado violento. Palestinos, muchos de ellos afiliados a Hamas, se atrincheraron en la mezquita de

Al-Aqsa y se enfrentaron con granadas y piedras a la policía israelí que terminó desalojándolos. Esta semana hemos visto también como la policía israelí remueve con violencia no sólo a provocadores, sino a feligreses e incluso periodistas. El Monte del Templo, y la ciudad vieja de Jerusalén, han sido siempre foco de tensión entre israelíes y palestinos. Después de que Israel conquistara la parte oriental de la ciudad en 1967, y el área del Monte del Templo donde se encuentra el Muro de los Lamentos, la posesión de este lugar se convirtió en, tal vez, el problema más complejo para resolver el conflicto palestino-israelí.

Sin embargo, desde 1967, y con más énfasis después de la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el discurso de liberación palestina, y la narrativa israelí, tuvieron principalmente un carácter nacionalista. Es decir que la lucha palestina era de liberación nacional, y no una lucha del Islam por la supremacía religiosa. Sin embargo, como en el resto del Medio Oriente, la sociedad palestina vivió un proceso de islamización. Después de que la OLP fuera incapaz de conseguir un Estado palestino por medio de negociaciones, Hamas, que comenzó una ola terrorista a principios de los 2000 para detener el proceso de paz, se volvió cada vez más popular. Hoy en día, no sólo controla la Franja de Gaza, sino que posiblemente puede tomar el poder en Cisjordania. A la derecha de Hamas surgieron nuevos grupos, aún más radicales; y de la mano de todos éstos la narrativa palestina fue cambiando y tornándose religiosa.

Lo mismo sucedió en el lado israelí. La extrema derecha, que permaneció fuera del juego político por décadas, está hoy en el parlamento israelí. Miles de jóvenes comparten su fanatismo religioso y en el último par de años salieron a las calles para provocar y tratar de encender el Medio Oriente, y así tumbar al gobierno en turno. Fue así como esta semana llegamos al enfrentamiento en el Monte del Templo. Hamas difundió rumores de que los judíos pretendían hacer un sacrificio de cordero en el Monte, y en protesta cientos acudieron a atrincherarse en la mezquita a “defender” el recinto. El día de ayer, en respuesta, grupos de ultraderecha israelí salieron a las calles a la “marcha de las banderas” para provocar y demostrarse amos de Jerusalén.

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