A papá, un luchador
Después de que decidió suspender su campaña, el presidente Joe Biden se ha concentrado en tratar de cementar su legado. Con la resolución al conflicto en Ucrania fuera de su alcance, el presidente y su equipo se han entregado enteramente a la tarea de conseguir un cese al fuego entre Hamas e Israel, prevenir una guerra regional y traer a los rehenes de vuelta a casa.
Conforme pasan las semanas, y a pesar de toda la presión de Washington, esta meta se ve cada vez más lejana. No obstante, de una manera un tanto irónica, la nueva ola de tensiones entre Irán e Israel, que bien podría culminar en una guerra entre los dos países, ha abierto una nueva ventana de oportunidad.
El ataque de Irán y Hezbolá a Israel, en respuesta a la eliminación del líder político de Hamas en Teherán y de un general de alto rango de Hezbolá, no se ha materializado. A pesar de que ambos actores han hecho los preparativos necesarios, la orden no ha llegado. Esto se debe en gran parte a la labor militar y diplomática de Biden. Por un lado, Estados Unidos ha enviado portaaviones y barcos de guerra, dejando claro que participará activamente en la defensa de Israel. Por el otro, ha tratado de persuadir a Irán, por medio de terceros y diplomacia secreta, de no atacar. La señal más clara de que este proceso rindió frutos fue un mensaje el día de ayer de elementos del gobierno iraní, quienes sugirieron que la única manera de detener el ataque es si Israel y Hamas pactan un cese al fuego.
La situación no podría ser mejor para Netanyahu, con la excepción de un problema. A pesar de su antagonismo a Biden y haberse rehusado por meses a llegar a un acuerdo, Estados Unidos sigue claramente apoyando a Israel. Además, la eliminación de Haniyeh en Irán le provee un pretexto y una victoria claros para argumentar que ha llegado el tiempo de detener la guerra. Si llegase a un acuerdo, Israel podría salir con la hazaña de eliminar al líder de Hamas sin consecuencia alguna, además de asegurar el regreso de los pocos rehenes que quedan con vida. Es decir, que llegando a un cese al fuego, Israel podría salir fortalecido, con su alianza con Occidente intacta, a pesar de todos los desacuerdos, y darle por fin a la gente un respiro para poder comenzar con la reconstrucción y la rehabilitación del país.
Sin embargo, dos partidos de extrema derecha de la coalición de Netanyahu han dejado claro que se oponen a cualquier pacto, amenazando con forzar al país a elecciones. Estos partidos mesiánicos buscan llegar a un estado de guerra permanente e incluso fantasean con reocupar Gaza. Para mantenerse en el poder es posible que Netanyahu rechace la que parece ser la última oportunidad de llegar a un acuerdo. El presidente Biden no necesariamente podrá detenerlo.
![Daniel Alonso](https://www.razon.com.mx/resizer/v2/VIO6RFFN3VEVBG3PMGXZ4SGFVU.jpeg?auth=c85eb09f96d2c4331cdcbbaf58a0d6f8882e2d08ccb7b9f063b4a666efe7ff18&smart=true&width=160&height=120&quality=75)