Guillermo Hurtado

Fox y Xóchitl

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Es sabido que Xóchitl entró a la política de la mano de Fox. De no haber sido por la invitación que él le hizo, es probable que ella no hubiera participado en la política. Xóchitl se adaptó muy bien al estilo del gobierno foxista. Todavía al día de hoy, algunas de sus expresiones, sus actitudes y sus propuestas se asemejan a las de su antiguo jefe. Por ejemplo, aquello que dijo de que en su gobierno no habría “ni huevones, ni rateros, ni pen…” es algo que pudo haber dicho Fox y que ningún otro candidato a la presidencia se hubiera atrevido a declarar.

¿Se sigue de la anterior que podamos calificar a Xóchitl como una política foxista? 

Me parece que debemos irnos con tiento antes de responder de manera positiva o negativa a la pregunta anterior. 

Podríamos comenzar por afirmar que Xóchitl no es una panista tradicional. Comparémosla con Felipe Calderón y con su esposa, Margarita Zavala. Nada que ver. Xóchitl no viene de ese panismo rancio. Al igual que Fox, ella no pertenece a ese tronco del panismo de antaño. Su origen es otro. Ella no es abogada, es ingeniera egresada por la UNAM (no por el Tecnológico de Monterrey). Su formación es más técnica que humanista.  

Otra coincidencia entre Xóchitl y Fox es que antes de entrar en la política, los dos fueron empresarios. Sin embargo, me parece que el perfil de Xóchitl es más de emprendedora que el de Fox, que es más de administrador. Veo en Xóchitl más iniciativa en los negocios y un perfil más cercano a las nuevas tecnologías que el que tenía Fox, que se formó en una empresa grande, como la Coca Cola.  

El aspiracionismo de Xóchitl —ligado a cierto echeleganismo— coincide con la ideología de Fox durante su presidencia. La promesa de ambos es que un gobierno honesto, sensato y organizado le puede garantizar a todos los mexicanos un mejor nivel de vida. Detrás de esta promesa hay un reproche a los gobiernos anteriores: si nos ha ido mal es por culpa de ellos. Esta orientación demuestra un desprecio a las ideologías y una mayor atención a las prácticas administrativas, aunque en el caso de Xóchitl hay un rechazo adicional a las ideologías que nos han dividido durante el gobierno actual. Xóchitl tiene un reto que no tuvo Fox: remendar nuestro tejido social desgarrado. 

Xóchitl y Fox creen en las bondades del sistema capitalista. Su convicción es que México no ha progresado porque no han dejado florecer al capitalismo. Sin embargo, encuentro en el discurso de Xóchitl un capitalismo menos crudo que el de Fox. Para ponerlo en otras palabras, Xóchitl no es una neoliberal como Fox, sino que rescata lo mejor de la política social del Estado mexicano que fue impulsada por los gobiernos del PRI.