La Guía Ética de la 4T

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado
Guillermo Hurtado Foto: larazondemexico

Después de una larga espera, se dio a conocer el documento encargado por el Presidente López Obrador a la comisión formada por él mismo para dar una orientación moral a la población mexicana.

La Guía es breve y está escrita en lenguaje accesible. Está compuesta por veinte apartados en los que se tocan distintos aspectos de la vida moral y, en general, de la existencia humana. En la presentación, los autores afirman que la Guía es el resultado de consultas, discusiones y reflexiones en las que participaron numerosos actores. Sin embargo, se afirma que la moral expuesta en la Guía —prefiero llamarla “moral” en vez de “ética”, ya que entiendo a la ética como una rama de la filosofía y la Guía no es un documento filosófico— es la que tenía México antes de que el neoliberalismo la “menospreciara y ridiculizara”. Se trata, entonces, de una supuesta vuelta a la moral del pueblo de México hasta antes de los años ochenta del siglo pasado. Sin embargo, los autores aclaran que han incorporado “otras normas de conducta que han ido surgiendo en el mundo y en el país como resultado de la reflexión sobre temas de moral social y del avance civilizatorio general”.

Es importante señalar que la Guía no está diseñada para su uso en el aula. Para eso tenemos las clases de civismo y de ética, que tienen sus programas de estudio en los que se encamina al alumno a pensar por su cuenta los valores personales y sociales. Cualquier intento de usar la Guía en la escuela sería un error.

La Guía se presenta como un instrumento para la formación moral fuera de la escuela, principalmente en el hogar. Es por ello, que se anunció que se distribuirá entre los adultos mayores para que ellos la expongan y la comenten con sus hijos y nietos.

La moral no es una sola. Hay muchos tipos de moral. Hay moral liberal, moral marxista, moral budista, etc. ¿Cuál es la moral de la Guía? Salta a la vista que varios de los preceptos enunciados en ella han sido repetidos una y otra vez por el presidente López Obrador en sus discursos. Sin embargo, no hay que caer en la tentación de afirmar, sin más, que la moral de la Guía es la moral lopezobradorista, ya que eso no nos aclararía su orientación.

Me arriesgo a proponer la siguiente fórmula de la moral de la Guía:

Moral de la Guía = cristianismo laicizado 80% + 10% comunitarismo + 5% ética de la diferencia + 5% ecologismo.

El grueso de la Guía está conformado por un cristianismo —aunque quizá habría que llamarle pseudocristianismo— laicizado, en otras palabras: moral de procedencia cristiana sin reconocer la figura de Cristo. Si lo que se buscaba era recuperar la moral tradicional del pueblo de México es probable que los autores hayan acertado. Sin embargo, el problema de la moral cristiana sin Cristo es que mucho de sus preceptos quedan sin fundamento. Me explico. La Guía afirma lo siguiente: “Pide perdón si actuaste mal y otórgalo si fuiste víctima de maltrato, agresión, abuso o violencia, que así permitirás la liberación de la culpa de quien te ofendió.” ¿Qué diría de esto una mujer que ha sido víctima de violencia y que no ha recibido justicia por parte del Estado? ¿Por qué habría de otorgarle perdón a su agresor? La respuesta sugerida por la Guía es muy poco convincente. ¿Por qué habría de querer una víctima de violación liberar de la culpa a su agresor impune? ¿Por pura buena onda? Me parece que sin la figura de Cristo redentor, hijo de un Dios caritativo y justiciero, el mensaje de la moral cristiana se queda sin justificación. Se podría decir que la filosofía moral puede reemplazar esa justificación por medios racionales. Tal es el caso de la ética kantiana. Pero en la Guía no hay nada de eso. Por lo mismo, no hay en ella manera de responder a las preguntas genuinas acerca del fundamento de la mayoría de sus preceptos.

El 20% restante de la Guía está conformado por una ensalada de valores que parecen estar ahí para complacer a ciertos grupos aliados a la 4T y darle un toque un poco más actual.

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