Es evidente que la distinción tradicional entre la izquierda y la derecha ha acabado por resultar insuficiente para explicar los fenómenos de la política contemporánea, nacional y extranjera.
Por ejemplo, las discusiones acerca de si el lopezobradorismo es de izquierda o de derecha se han prolongado durante todo el sexenio de manera ociosa, ya que, en algunos aspectos, se podría decir que es de izquierda y, en otros, se podría decir que es de derecha, pero lo que habría que subrayar es que con esas dos categorías no logramos aprender plenamente la peculiaridad del régimen.
Si queremos entender al lopezobradorismo, lo mismo que a otros gobiernos foráneos, no podemos quedarnos únicamente con la distinción tradicional entre la izquierda y la derecha, sino que tenemos que tomar en cuenta otras coordenadas.
Aquí propongo que, además de la dicotomía izquierda/ derecha, adoptemos otras dos dicotomías de origen especial para comprender mejor la cartografía de la política contemporánea: la de abajo/arriba y la de afuera/adentro.
La dicotomía abajo/ arriba tiene que ver con el peso que tiene la élite, es decir, los de arriba, frente al pueblo, es decir, los de abajo, en la manera en la que se toman las decisiones y en la orientación de las políticas públicas. De esta manera, los partidos políticos de derecha se pueden distinguir por su tendencia a hacer política desde arriba o desde abajo. Los partidos tradicionales de derecha harían política desde arriba, mientras que los partidos populistas de derecha la harían –o pretenderían hacerla– desde abajo. Lo mismo podría decirse de los partidos de izquierda, que podrían distinguirse por su inclinación a tomar decisiones desde arriba, desde la cúpula, o desde abajo, desde la asamblea.
Otra distinción que resulta valiosa es la de hacer política desde adentro del sistema político, del llamado establishment o desde afuera. Hay políticos que compiten desde dentro del sistema (los insiders) y otros que compiten desde fuera (los outsiders). En México, el zapatismo es el ejemplo paradigmático de una política desde afuera. En este caso, el zapatismo se podría describir como una opción desde la izquierda, desde abajo (ya que las decisiones se toman a partir de lo que decide la asamblea) y desde afuera del sistema de partidos. En los Estados Unidos, el trumpismo pretende ser una opción desde afuera del sistema político manejado por las élites desde Washington, pero no sería de izquierda, sino de derecha.
Si aceptamos las tres dicotomías aquí propuestas, podremos entender mejor las fuerzas en pugna de la política contemporánea. En vez de un análisis unidimensional (la de izquierda/ derecha) haremos un análisis tridimensional que resultará más útil.
¿Qué decir del lopezobradorismo desde la perspectiva que hemos ofrecido aquí? Por lo que toca a que la pregunta de si el lopezobradorismo es de izquierda o de derecha, no hay respuesta clara. En algunos aspectos, es de centro-derecha, por ejemplo, por lo que tiene que ver con su política macroeconómica y, en otros aspectos de centro-izquierda, por ejemplo, por lo que tiene que ver con su política social.
El lopezobradorismo se planteó como una opción de abajo hacia arriba, como un movimiento popular que ponía los intereses de esa clase por encima de los de las élites económicas, sociales, políticas y culturales. Sin embargo, la manera en la que ha ejercido el poder ha sido muy vertical, de arriba hacia abajo, y, en particular, desde la cima del régimen, es decir, desde la persona misma del Presidente.
Por último, el lopezobradorismo fue, durante décadas una opción que se describía a sí misma como de afuera de la partidocracia mexicana, por eso mismo se planteó como un movimiento, antes que como un partido. Sin embargo, una vez que se ha convertido en el partido en el poder, ya no puede decirse que sea una opción desde afuera, sino que, por el contrario, ha redefinido el concepto de “adentro” de tal manera que, por su hegemonía actual, se ha convertido en el núcleo de la política mexicana.
En México no tenemos todavía una opción política de derecha, desde abajo y desde afuera. El dominio del lopezobradorismo es tan grande que ni ésa ni otras opciones se contemplan en el horizonte inmediato.