Guillermo Hurtado

Maximiliano y la esclavitud en México

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El primero en abolir la esclavitud en México fue Miguel Hidalgo en un bando del 6 de diciembre de 1810. Esta abolición fue ratificada el 14 de septiembre de 1813 por José María Morelos en sus “Sentimientos de la Nación”. Después de la independencia, la Constitución de 1824 ignoró el tema, pero el presidente Vicente Guerrero publicó un decreto el 15 de septiembre de 1829 en donde revalidó la abolición de la esclavitud. En la Constitución de 1857, el artículo segundo decía así: “En la república todos nacen libres. Los esclavos que pisen el territorio nacional recobrarán por sólo ese hecho su libertad y tienen derecho a la protección de las leyes”. 

 En los Estados Unidos de América la situación fue muy diferente. Hasta 1861 había estados de dicha federación en donde la esclavitud seguía siendo legal. La guerra civil fue una lucha entre los antiesclavistas del norte y los esclavistas del sur. Los primeros, vencieron a los segundos, después de una lucha sangrienta en la que murieron más de medio millón de hombres. Al final de la guerra, el 22 de junio de 1865, todos los esclavos de los Estados Unidos fueron emancipados.  

La guerra civil fue una lucha entre los antiesclavistas del norte y los esclavistas del sur. Los primeros, vencieron a los segundos, después de una lucha sangrienta en la que murieron más de medio millón de hombres. Al final de la guerra, el 22 de junio de 1865, todos los esclavos de los Estados Unidos fueron emancipados

El 5 de septiembre de 1865, pocos meses después de la derrota de los esclavistas sureños en los Estados Unidos, el Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, firmó una ley de colonización para que los terratenientes estadounidenses que habían poseído esclavos negros pudieran afincarse en el territorio nacional y trajeran consigo a sus antiguos esclavos.  

Conviene que leamos en su integridad los artículos segundo y tercero del reglamento de la ley del 5 de septiembre de 1865. Dice así: 

Maximiliano de Habsburgo, en un retrato de 1865.
Maximiliano de Habsburgo, en un retrato de 1865.Foto: Especial

“2. Celebrarán (los hombres de color) con el patrón que los haya enganchado o que los enganche, un contrato por el cual se obligará aquél a alimentarlos, vestirlos, alojarlos y asistirlos en sus enfermedades, así como a pagarles una suma en dinero, conforme a las condiciones que estipulen entre sí, (…); el operario se obligará a la vez con su patrón, a ejecutar los trabajos a que sea destinado, por el término de cinco años al menos, y diez años al más.  

3. El patrón se obligará a mantener a los hijos de sus operarios. En caso de muerte del padre, el patrón se considerará como tutor de los hijos, y éstos permanecerán a su servicio hasta su mayoría de edad, bajo las mismas condiciones que lo estaba el padre.”  

El 5 de septiembre de 1865, pocos meses después de la derrota de los esclavistas sureños en los Estados Unidos, el Emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, firmó una ley de colonización para que los terratenientes estadounidenses que habían poseído esclavos negros pudieran afincarse en el territorio nacional y trajeran consigo a sus antiguos esclavos

Como se puede constatar, la ley no volvía a permitir, en sentido estricto, la esclavitud en México, ya que entre el patrón y el empleado se firmaba un contrato laboral con una duración de no más diez años. Sin embargo, el contrato firmado resultaba en algo muy parecido a la esclavitud. De lo que se trataba, en realidad, es que los esclavistas sureños pudieran emigrar a México con sus antiguos esclavos para poder reproducir de manera aproximada las formas de vida y los modos de producción que habían disfrutado antes.  

Mr. Mathey Fontain Maury, el empresario que promovió la idea de que México recibiera a los confederados junto con sus antiguos esclavos, explicó en un documento la bondad de su propuesta de esta manera: “Aunque muchos negros han recobrado la libertad, y debido a la brusca manera en la que se ha hecho esto, han ocurrido motines y ellos se hallan azotados por la peste y el hambre, todavía existen muchos que permanecen leales a sus amos.”  

A pesar de que la ley de colonización fue publicada en el Diario del Imperio el 9 de septiembre de 1865, no tuvo un efecto concreto. No vinieron los terratenientes blancos con sus esclavos negros a las tierras que les habían destinado en Veracruz, cerca de Córdoba. Al gobierno de los Estados Unidos, como era de esperarse, no le gustó el decreto de Maximiliano porque temió que fuera un recurso de los esclavistas sureños para continuar con sus prácticas del otro lado de la frontera.  

 La derrota de Maximiliano hizo imposible cualquier otra intentona de reestablecer algo semejante a la esclavitud en nuestro país. Sin embargo, las condiciones de la mayoría de los peones mexicanos siguieron siendo lamentables. No eran esclavos, pero vivían como tales. Esta condición no cambió significativamente hasta que la Revolución mexicana se levantó en contra de esta injusticia.