La injusta balanza de los Olímpicos

DESDE EUROPA

Héctor Badillo*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Héctor Badillo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Con el inicio de los Olímpicos en París se demostró que la balanza que pondera las injusticias cometidas en contra de los derechos humanos no es igual para todos los países; mientras se castiga a Rusia por la invasión en Ucrania, se mira hacia otro lado ante el genocidio que comete Israel en suelo palestino.

Con una impresionante inauguración que va a marcar un antes y un después en la celebración inicial de los Juegos Olímpicos, París sacó del estadio a sus calles la fiesta deportiva que tuvo como escenario el esplendor de la ciudad y de sus famosos monumentos.

El de Francia fue un magno evento que rompió paradigmas desde la llegada de los atletas en embarcaciones que navegaron por el río Sena hasta la dinámica de la transmisión que mezcló partes grabadas y actuaciones en vivo. Todo un reto para realizar la transmisión televisada que pudieron disfrutar millones de personas en todo el mundo.

Esta inauguración no sólo marcó un nuevo referente para los próximos organizadores de los Juegos Olímpicos, fue un evento muy marcado por la política actual, sobre todo, basado en lo que sucedió recientemente en Francia para frenar la llegada de la ultraderecha al gobierno central y en defensa de la diversidad que existe en este importante país europeo.

Fue durante esta inauguración que muchos asistentes al evento en el río Sena abuchearon la llegada del equipo de deportistas de Israel en señal de repudio al gobierno de ese país y en apoyo al pueblo palestino. Reclamos de la gente que ya se habían presentado en el partido de futbol entre la selección israelí y la de Mali el pasado miércoles.

La crítica al Comité Olímpico Internacional (COI), que decidió negarle la participación a los deportistas de Rusia bajo su bandera por la invasión a Ucrania, es por permitir la participación de los atletas de Israel, a pesar del genocidio cometido en Gaza. Este clima político de crítica se ha multiplicado y ha marcado el inicio de estas competencias deportivas.

Tanto el COI como el gobierno francés defienden su postura, asegurando que en el caso de Rusia ellos iniciaron la agresión en contra de Ucrania y en el caso de Israel se defienden del ataque terrorista de Hamas del pasado 7 de octubre.

Sin embargo, la opinión mundial se ha centrado en los ataques y situaciones inhumanas que ha sufrido el pueblo palestino durante esta respuesta del gobierno israelí a los terroristas de Hamas y ya se ha demostrado en este evento olímpico que intenta dejar a un lado temas sociopolíticos, pero que resulta imposible ante el momento que se vive en Europa y Medio Oriente.

A diferencia de los atletas israelíes, los deportistas rusos pueden participar en esta justa, pero bajo una bandera neutral, sin poder defender los colores de su país y sin que se escuche su himno en caso de ganar los primeros puestos, situación que pocos deportistas rusos aceptaron para asistir a esta justa olímpica.

Hablando deportivamente, Rusia es históricamente una de las naciones más competitivas e inclusive pelea los primeros puestos del medallero con Estados Unidos y China. Quien pierde más son las competencias olímpicas sin el gran nivel de los deportistas rusos y los atletas sin la máxima disputa del deporte mundial. Sin duda, competitivamente se pierde mucho sin la delegación rusa en los Juegos Olímpicos.

El objetivo central de los Olímpicos es el de unir a las naciones y los deportistas no deberían pagar las malas decisiones de sus gobiernos, pero la justicia no parece formar parte de esta competencia deportiva mundial que debería promover la paz y la competitividad.