La Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se llevó a cabo en Dubái dejó muchas incógnitas en el aire sobre el abandono de los combustibles fósiles en el mundo.
En el Marco de la COP 2023 en Dubái, Emiratos Arabes Unidos, considerado el segundo país con la mayor producción de petróleo, la ONU fue contundente al afirmar que el fin del uso del petróleo, el carbón y el gas es inevitable.
Simplemente, uno de los puntos clave del acuerdo de París 2015 para limitar el calentamiento global a 1.5°C será imposible sin la eliminación total de los combustibles fósiles, según expertos en el tema.
A pesar de la urgencia para abandonar dichos combustibles y así tratar de contrarrestar los efectos del cambio climático, hubo países en la Cumbre, sobre todo petroleros, que se opusieron a la eliminación de esas energías no renovables.
Ante esta postura que enfrentó a activistas con economías dependientes de los combustibles, el secretario general de la ONU, António Guterres, sentenció que guste o no, el uso de estos energéticos tiene que terminar lo antes posible, y criticó la tardía respuesta ante el bloqueo de este debate que debió hacerse muchos años atrás.
A diferencia de otras cumbres climáticas y a pesar de las posturas en contra, en esta ocasión los países miembro pudieron presentar una hoja de ruta para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.
Estos lineamentos tienen prevista la retirada progresiva a la dependencia del petróleo, el carbón y el gas. Sin embrago, hay otras trabas que hacen imposible implementar un proyecto global a la misma velocidad, como la desigualdad existente entre países pobres y ricos.
La solución vendría de la mano con un abandono paulatino y a distintas velocidades del uso de combustibles fósiles según las necesidades y situaciones políticas, económicas y sociales de cada país.
Para lograr un acuerdo justo y ciertamente necesario para combatir el cambio climático, también se necesita del compromiso de los países desarrollados para financiar a las naciones en vías de desarrollo, a fin de que puedan adaptarse paulatinamente a las medidas para contrarrestar el cambio climático.
Una postura que parece utópica, ya que tiene enfrente otro fenómeno que sigue creciendo en Europa y en otras partes del mundo: el ascenso al poder de Gobiernos ultraconservadores y de extrema derecha, que niegan públicamente la existencia del cambio climático y que no piensan destinar recursos públicos para éstas y otras medidas medioambientales.
El calentamiento global es una realidad que ya hace estragos en las temperaturas del planeta y fomenta la aparición de fenómenos naturales cada vez más extremos, por eso la urgencia para abandonar los combustibles fósiles, aunque esta ruta no será nada sencilla de alcanzar por la llamada justicia climática en un mundo donde reina la desigualdad, la injusticia y la corrupción.
