El homicidio en Francia de una menor de edad (Lola, de 12 años), cometido supuestamente por una inmigrante argelina en el edificio en donde vivía la niña con su madre, ha sido utilizado por la extrema derecha para exigir frenar la migración y culpar al gobierno de Emmanuel Macron de este terrible crimen que conmocionó a la sociedad francesa.
El viernes 14 de octubre el cuerpo de Lola fue encontrado dentro de un baúl con rastros de tortura y violencia sexual, crimen del que culpan a Dahbia, una mujer oriunda de Argelia y quien habría atado de pies y manos a la menor de edad.
La Policía gala detuvo a Dahbia horas después del asesinato y según información de medios franceses la mujer de 24 años presenta trastornos mentales y el homicidio pudo ser parte de una venganza en contra de la madre de Lola. Otro problema es la inseguridad que se vive a diario en el barrio francés donde se cometió el crimen, según los vecinos del lugar.
El caso que ha dado la vuelta al mundo originó una marcha en memoria de la niña para exigir justicia y mayor seguridad en la capital francesa, pero la ultraderecha en ese país, encabezada por Marine Le Pen y su sobrina Marion Maréchal-Le Pen, las dos caras visibles de ese sector de la población, aprovechó este asesinato para politizarlo y exacerbar el racismo al promover sus mensajes en contra de la migración, a pesar de que los padres de la niña han pedido que no se politice la muerte de su hija.
El hartazgo de la sociedad y la falta de seguridad por parte del gobierno es utilizado por la extrema derecha para enviar a los votantes mensajes de odio escudados en soluciones “fáciles” para resolver todos los problemas de este país europeo. Lo que promueven es actuar en contra de las minorías y culpar a la migración, legal o ilegal, de todos los males que pasan en Francia. Lo mismo ocurrió en Italia, en donde el partido de ultraderecha abiertamente neofascista ganó las elecciones de aquel país.
La migración es un problema mundial generado por la desigualdad, la pobreza, la injusticia y la persecución de personas y, aunque la gente no quiera salir de su país, la migración se convierte en una necesidad ante un futuro incierto en sus regiones de origen.
Sin duda se debe hacer justicia por este crimen lamentable en contra de una niña que comenzaba su vida adolescente, pero culpar a las minorías y desatar mensajes racistas y de odio, que provocan más violencia, es algo cruel e imprudente, más aún si se utiliza esto con fines políticos. Lamentablemente, casos como el de Lola acercan a los extremistas al poder y es una variable que podría replicarse en toda Europa.